martes, noviembre 15, 2005

Francia 2005: ¿La Ruptura del Contrato Social?


La Quinta Republica Francesa se encuentra en estos días atravesando una fuerte crisis existencial que presenta dudas sobre el real cumplimiento de los principios sobre la cual fue fundada, una crisis que seguramente generará cambios políticos.

El modelo republicano francés está altamente influenciado por las ideas iluministas de Jean Jacques Rosseau, mas específicamente por el “Contrato Social”. Este modelo se encargó de delegar las responsabilidades del estado de fuentes metafísicas al hombre, creando un modelo etnocentrista que confía en la capacidad de raciocinio del hombre y le da la posibilidad de elegir las construcciones sociales dentro de las cuales desea vivir por medio de un sistema democrático participativo y representativo donde los ciudadanos viven bajo un “contrato” entre ellos y el Estado.

Para Rosseau, el principal ideólogo de este modelo, la Republica es un modelo neutral, sin preferencia por ningún sector étnico o religioso.

Estos principios llevaron a Francia a tomar diferentes medidas a fin de conservar la neutralidad, una de las más conocidas es la prohibición de llevar símbolos religiosos en las escuelas (como el caso del velo), todo en pos del secularismo republicano.

Al igual que durante los disturbios estudiantiles de Mayo de 1968, que devinieron en el final del gobierno del General De Gaulle, las calles de Paris se encuentran en llamas, llamas que amenazan con extenderse a toda la Nación.

Bajo el modelo republicano francés los trabajadores inmigrantes que llegaron al país en las décadas del 50-60 del siglo pasado provenientes de las ex-colonias en Afrecha fueron teóricamente tratados como ciudadanos iguales. Ellos y sus descendientes deberían disfrutar de las ventajas del sistema educativo francés y del Estado Benefactor a fin de “asimilarse” a la blanca y republicana tierra de los vinos.

En la práctica las cosas fueron bastante diferentes, el Estado le dio las espaldas a estas minorías - que fueron creciendo – relegándolas a los suburbios de las grandes ciudades, donde paradójicamente comenzaron los últimos disturbios. En estas áreas los índices de desocupación son 10 veces mayores al promedio francés y las leyes que promueven la “integración” se oponen y niegan el multiculturalismo generando sentimientos de resentimiento y exclusión social propicios para incubar el radicalismo musulmán hoy dominante en amplios sectores de la juventud de estos ex inmigrantes.


¿Revueltas o Protesta?

“...es posible que de esta forma estos rebeldes – o parte de ellos – estén demandando ser tratados como ciudadanos y no como objeto de estudios sociológicos?” Periódico “Le Monde”

Esta no es la primera vez que los inmigrantes franceses – una definición bastante compleja – protestan. En 1983, revueltas en las afueras de Lyón culminaron con la peregrinación de 100.000 inmigrantes a Paris, en lo que se denominó la “Marche des Beus” (lunfardo francés con el que se denomina a los hijos de los inmigrantes del Norte de Afrecha), estos simplemente exigían “ser tratados como todos los franceses” y derecho a voto en las elecciones locales, algo a lo que el Presidente de turno Francois Mittereand asintió de inmediato, pero aparentemente 20 años después la situación aun no se ha cambiado.

La república francesa está pagando su deuda histórica con las minorías, el precio por haber sido un imperio colonialista, el precio de no haber dado el lugar y respeto necesario a sus minorías étnicas intentando asimilarlas sin darles la posibilidad de mantener sus características propias. Francia es hoy víctima de la tensión generada entre la formalidad declaratoria de sus principios igualitarios y neutrales y el real cumplimiento de los mismos, víctima de sus propios ideales, de una crisis ideológica y política que aparentemente solo Rossueau podría solucionar.