miércoles, enero 10, 2007

Siria: ¿Negociar o no negociar?


La rotunda negativa de Ehud Olmert a verificar la posibilidad de entablar negociaciones de paz con Siria es otro de los errores estratégicos que comete el improvisado premier a fin de fortalecer su populismo a costa de lo que deberían ser los verdaderos intereses del Estado.

Lamentablemente, la mayoría de la ciudadanía israelí se opone a un acuerdo de paz con Siria a cambio de las tierras ocupadas en el Golán (67% se oponen y solo un 16% está a favor según una encuesta llevada a cabo un mes atrás por el periódico israelí ‘Haaretz’) a pesar de que un 51% cree que una guerra con Siria es solo cuestión de tiempo.Desafortunadamente, los líderes políticos muchas veces cometen el error de intentar cuidar demasiado sus puestos y tienden a gobernar de a cuerdo a lo que las encuestas reflejan como “la voluntad del pueblo”.Ppor ejemplo: la opinión pública se oponía rotundamente, a principios de los ´70, a un acuerdo de paz con Egipto a cambio del Sinaí; solo tras la cruenta Guerra de Yom Kipur -donde 3.000 soldados murieron y la capacidad de amenaza del Estado se vio seriamente afectada- Israel aceptó devolver cada centímetro de tierra egipcia y desmantelar todos los asentamientos que el espíritu expansionista israelí había construido.
¿Necesita Israel una guerra con Siria -la cual pareciera estar mas cerca que nunca- para luego llegar a la paz? Durante la primera semana de la segunda guerra de El Líbano -según las encuestas- un 80% de la población apoyaba la ridícula y desproporcionada ofensiva encabezada por los inexpertos líderes políticos israelíes; este 80% fue el que dio la posibilidad e inspiración a los líderes israelíes de realizar desafiantes e inmaduras declaraciones como la brillante del ministro de Defensa: “Nassrallah no se va a olvidar quién es Amir Peretz”, las cuales el mismo ministro desearía olvidar. Aparentemente el pueblo no aprende de las lecciones del pasado, ¿solo un duro golpe en la cabeza la puede abrir a nuevas opciones?
Antecedentes
Olmert no sería el primero en entablar, o al menos intentar, conversaciones con Siria. No olvidemos que desde Itzjak Shamir todos los primeros ministros israelíes intentaron conversar con Siria. Todos, incluyendo al mismísimo Ariel Sharón.Shamir puso en manos de Uri Saguí -ex jefe de Seguridad Interna- el caso Sirio; Rabin depositó su confianza en Warren Christofer, a quien llegó a asegurarle la retirada del Golán a cambio de Paz; tras el asesinato de Rabin los representantes de Shimon Peres se reunieron con los Sirios en Wadi Falteinshan; Netaniahu y Barak también realizaron intentos y, por último, Ariel Sharón envió sus representantes a una reunión secreta en Suiza en el 2004, con lo que hoy conocemos como “el dossier suizo”. Todos los nombrados anteriormente comprendían perfectamente cuál era el precio de un acuerdo con Siria que, al parecer, estaban dispuestos a pagarlo.
El ‘filósofo’ de Texas
Si bien el presidente Bush se opone rotundamente a las negociaciones israelíes con Siria, hay que tener en cuenta que por más que Estados Unidos sea el principal aliado, Israel no puede guiarse ciegamente por lo que dice su presidente, cuya capacidad para resolver conflictos internacionales se encuentra en tela de juicio. Hay otras voces en los Estados Unidos que sí están a favor de las negociaciones como la “Comisión Baker-Hamilton”. Quizá Olmert deba escuchar otras opiniones y no solo santificar la palabra y voluntad del ‘filósofo’ de Texas.
Los intereses de la paz
Israel debe intentar llegar a un acuerdo final con Siria, y quizás éste sea el momento para hacerlo, Siria se encuentra en una posición débil dentro de la comunidad internacional, cualquier persona que haya negociado algo en su vida sabe que no existe mejor momento para negociar que cuando la otra parte es débil. Es importante prestar atención a las recomendaciones de la Comisión Baker-Hamilton que critican el apoyo sirio a Hezbollah y Hamas, y ractifica que ningún gobierno americano abandonará a Israel. Esta comisión determina que Damasco debe cumplir con lo que estipula la resolución 1701 de la ONU -dejar de pasar armamento de Irán a El Líbano-, Siria debe presionar a Hezbollah y Hamas para liberar a los soldados israelíes secuestrados y convencer a ambas organizaciones para que reconozcan a Israel. ¿Por que se niega Olmert a aceptar entrar en negociaciones bajo estas condiciones?Israel debe cuidar sus propios intereses, la paz con Siria puede ser un primer paso hacia un futuro acuerdo con Irán, un Irán cada día más peligroso, y este paso debe ser un objetivo estratégico que ningún Premier israelí puede ignorar.Las negociaciones con Siria no son solamente recomendables sino necesarias. Siria no es un país fundamentalista como Irán o como Hezbollah y Hamas, y es el deber de Israel evitar llevar a Siria a esta posición.Quizá, las intenciones de Assad no sean sinceras, pero la única forma de comprobarlo, y en el peor de los casos desenmascararlo, es aceptando iniciar contactos.
El pueblo, a veces, se equivoca
Nuestros líderes deben darse cuenta que no siempre el pueblo tiene razón, la voluntad del pueblo en épocas de crisis está claramente influenciada por los sentimientos, el temor, y los deseos de revancha. Y estos factores no son los que deben tenerse en cuenta para gobernar un país.La política no es un reality show. Olmert debe darse cuenta que Bush es un aliado y un amigo, pero no se puede hacer de la dependencia israelí, de los Estados Unidos, una ideología que guíe las relaciones con los vecinos, especialmente cuando el gran jefe americano parece estar cometiendo graves errores.Llegó el momento que la actual dirigencia política israelí deje de decir lo que el pueblo desea escuchar, llegó el momento en que Olmert -el rey de los discursos extensos y emocionantes- se dedique a hacer, a cumplir sus promesas electorales y, fundamentalmente, a evitar un nuevo desastre.Tal vez no sean los vecinos que deseamos tener pero, lamentablemente, es lo que tenemos. Ya lo dijo Benjamín Franklin: "Nunca ha habido una guerra buena ni una paz mala".