viernes, diciembre 15, 2006

Las hazañas de los halcones y la complicidad de las palomas

Hace poco más de un año vientos de cambio soplaban sobre Jerusalem. Noviembre del 2005 parecía ser un mes decisivo en la historia de Israel, dos grandes terremotos políticos prometían un futuro diferente para el país, un cambio de agenda, un cambio de prioridades. Como respuesta a las constantes revueltas internas que lo amenazaban en el Likud, Ariel Sharón decidió formar un nuevo partido, Kadima, esta nueva formación política sería la esperanza de muchos votantes en las siguientes elecciones, Kadima significa: “hacia adelante”, un futuro diferente, un cambio de políticas y la búsqueda de nuevas soluciones para el conflicto con nuestros vecinos. Por el lado de Avodá, en el mismo mes, Amir Peretz vencía en las elecciones internas del partido al legendario y mitológico número 2 de la política israelí, Shimón Peres. La victoria de Peretz daba nuevos colores al escenario político, finalmente un líder de la periferia, ex sindicalista con ideas socialistas, perteneciente al sector mizrahí (oriental) de la sociedad llegaba a un puesto clave dentro de Avodá, nada menos que presidente del partido y candidato a Primer Ministro.


Sin duda los cambios en Oriente Medio a veces son inexplicables y sorpresivos, muchos se entusiasmaron, otros se desilusionaron, Peretz, un ruidoso líder sindical sin experiencia en la “política grande”, ¿candidato a Primer Ministro? ¿No sería peligroso? ¿Sería posible? ¿Olmert quién entrara en la última Knesset (Parlamento) en el último puesto por Likud ahora sería el número uno?


En las siguientes elecciones realizadas el 28 de Marzo del 2006 el pueblo dio su veredicto, un Kadima liderado por Olmert, cuyas cualidades como líder eran muy discutidas, obtenía la mayoría de los votos y lo seguía Avodá de la mano del inexperto Amir Peretz. Israel se encontraba dentro de un experimento político que podría dar resultados muy exitosos o desastrosos... el resto es historia... una historia que intentaremos analizar brevemente.


Olmert prometió la retirada unilateral -por supuesto- de Cisjordania: “Israel no negociará con terroristas” decía el premier, “pero es del interés nacional salir de los territorios ocupadas”. Las mismas palabras utilizadas por su mentor político, Ariel Sharón, quién tampoco quiso negociar al retirarse unilateralmente de Gaza, llevando a la victoria posterior del peor enemigo de Israel en los territorios: Hamas. Es notable como los líderes del Estado muchas veces se niegan a aprender de las lecciones del pasado inmediato. Peretz por su parte dedicó todo su tiempo a romper las estructuras históricas de Avodá, trayendo a las filas del partido nuevas incorporaciones que demostraran a los votantes sus intenciones, seriedad y capacidad para dirigir el país. Sus objetivos principales serían fortalecer a las clases bajas, apoyar a los necesitados, mejorar la educación y la salud. Lamentablemente tras los comicios los objetivos socio-económicos de Peretz muy rápidamente fueron olvidados a cambio de intereses personales, y el inexperto líder político se empecinó en obtener el Ministerio de Defensa, sin tener en cuenta dos factores obvios: 1) sus reformas sociales y económicas podrían llevarse a cabo con mayor efectividad si él estuviera a cargo de una cartera económica o social, 2) quizás un líder sindicalista inexperto en asuntos gubernamentales no este preparado para tomar la cartera de defensa de un país que se encuentra en constante peligro. Si bien muchos somos los que vemos como algo positivo que el cargo de defensa se encuentre en manos de un civil, desafortunadamente aún este puesto crucial no puede quedar en manos de cualquier civil.


Los fracasos y los cambios


Tras casi 10 meses de gobierno muchas cosas pasaron en Israel: Peretz se olvidó de sus promesas sociales y fue irresponsable cómplice de una guerra que resultó ser un fracaso rotundo para el ejército y la política israelí, una guerra que no debería siquiera haber comenzado, un conflicto en el cual quedó demostrado que para que Tzahal salga a la guerra no se necesita un Ministro de Defensa, quién simplemente se desempeñó como una figura decorativa. El plan de retirada de Olmert se encuentra enterrado en algún oscuro cajón de su escritorio. Los palestinos que eligieron a Hamas ya no son relevantes para negociar. El presidente Sirio Bashar el Assad, a pesar de haber realizado llamados a negociaciones, tampoco es persona grata en Jerusalem.


¿A qué se dedica este gobierno?, ¿será que poseen una fórmula mágica para resolver conflictos que aún nadie conoce? ¿Cuál es la agenda política de una coalición que parecía tener tendencias socialistas y voluntad de retirarse de los territorios ocupados?


Tras casi 10 meses la situación política en Israel es más preocupante que nunca. Aparentemente el único interés de las dos personas más importantes del ámbito político israelí, Olmert y Peretz, es la supervivencia política, supervivencia a toda costa, utilizando incluso la “amenaza” iraní como excusa para ampliar la coalición gubernamental incluyendo a un partido político fascista como “Israel Beitenu” que promueve el “transfer” o la expulsión de los ciudadanos árabes. ¿Donde quedaron las promesas electorales del Primer Ministro?, ¿Dónde quedó la ideología socialista del Ministro de Defensa? ¿Donde está la voluntad de solucionar los problemas con nuestros vecinos si constantemente el gobierno se niega a negociar? ¿Dónde quedó la vergüenza de Avodá que es “cómplice” de un gobierno en el cual se encuentra una persona racista como Lieberman?, ¿qué soluciones puede brindar este gobierno dirigido por el dúo dinámico Olmert-Peretz, temerosos de perder sus trabajos, a los problemas en Israel?: quizás más ataques en Gaza, más asesinatos de palestinos, la construcción de un escudo antimisiles y un hermoso muro de hormigón donde todos los que se opongan al mismo puedan dibujar ante los ojos del mundo. Para obtener este tipo de soluciones los ciudadanos israelíes no votaron a Olmert ni a Peretz, para ese tipo soluciones radicales que sólo entierran más al Estado dentro de este conflicto y perjudican a las clases más necesitadas de la sociedad israelí, acentuando las diferencias económicas de una forma sin precedente la ciudadanía podría haberse conformado en las últimas elecciones con la dupla Netanyahu-Lieberman.


Esto no fue lo que se buscó con el voto


Los votantes israelíes no eligieron a Olmert debido a un amor excesivo y admiración hacia su persona, votaron por un cambio político, un nuevo rumbo una nueva esperanza, un camino de reconciliación y la demarcación final de bordes para el Estado de Israel. Los votantes israelíes no eligieron a Peretz para que sea cómplice de las políticas que se oponen a las negociaciones con los palestinos y Siria, para ver decenas de muertos palestinos e israelíes todos los días y para continuar construyendo en los territorios ocupados.


Un antiguo proverbio chino del siglo III a.C. dice: “los resultados de una guerra no se miden en base a lo que se destruyó en la misma sino en base a los que se construye sobre sus escombros”, ¿lograrán Olmert y Peretz construir algo que beneficie al país y no sólo a sus futuros políticos?


La democracia puede superar diferente tipos de dificultades -guerras, crisis económicas, desempleo, inseguridad– pero existe un escollo que no puede superar a largo plazo y es la desconfianza y pérdida de credibilidad en sus líderes. La culpa de esta crisis no la tiene la guerra del Líbano sino quienes nos introdujeron en ella y la condujeron, pequeñas personas inexperimentadas sobre quienes cayó una gran responsabilidad nacional.

domingo, octubre 15, 2006

¿Se le subieron los petrodólares a la cabeza?

¿Socialista, revolucionario, antiimperialista o simplemente un tirano? La respuesta es compleja y probablemente está compuesta por todas estas definiciones. Hugo Chávez es hoy en día, sin duda, el mayor desafío que han tenido los Estados Unidos en América Latina desde la invasión a la Bahía de los Cochinos. Su controvertida conducta lleva a muchos a pensar que los gobiernos de izquierda dominarán por completo la región en muy poco tiempo, pero, la idea de que la actual Venezuela representa un modelo socialista es simplemente ridícula. En ocho años de presidencia Chávez capitalizó la riqueza petrolera de su país para tomar el control del Congreso, la justicia, los sindicatos, las comisiones electorales y, por supuesto, la compañía estatal de petróleo.

Los éxitos de este presidente llaman mucho la atención de las masas. Su “estilo” populista a algunos nos hace pensar que la personalidad del líder creado por Woody Allen en 1971 en su película “Bananas” estaba llena de elementos reales y a otros los lleva a pensar que el “chavismo”, una ideología improvisada, puede ser una opción para América Latina.
El gobierno de este líder se ha caracterizado por conservar algunas libertades básicas de la democracia, entre ellas una prensa relativamente libre, la existencia de partidos políticos en la oposición y elecciones competitivas, este tipo de gobierno ha desarrollado lo que muchos observadores denominan como una “dictadura posmodernista”: una mezcla cuestionable entre democracia y totalitarismo, politizando las fuerzas militares y militarizando la política, un balance de izquierda híbrido que posee una aceptación en la comunidad internacional que ni la Cuba de Castro ni la ex Unión Soviética lograron obtener en algún momento de la historia.
Disfrutando del “excremento del diablo”
La economía venezolana ha estado históricamente basada en el petróleo o como lo denominara Juan Pablo Pérez Alfonzo, ex Ministro de Petróleo y co-fundador de la OPEC, “el excremento del diablo”. Las exportaciones de crudo venezolano llegaron a ser en el 2005 al 86.9% de los bienes que este país exportara.Tras la alza en los precios del crudo en los años 1970s, a diferencia de otros países de América Latina, Venezuela no tuvo la necesidad de modernizar su economía, esta alza le permitió que la misma continuara basada en el petróleo y las ganancias de la misma fueron divididas a través de subsidios, empleos públicos y favores políticos.
Durante los 80s, cuando los precios del oro negro cayeron el nivel de vida en el país bajo notablemente, principalmente debido a la falta de industrias, una falta que evito que el país formara parte de la economía global a la cual Chávez acusa de “neoliberal” y señala como principal culpable de los problemas sociales de su país.La popularidad actual de Chávez en las clases bajas de su país está basada en sus políticas sociales, algunas de las cuales deberían haber sido implementadas por gobiernos anteriores ya hace muchos años. Cuando Chávez llegó al poder el barril de crudo costaba menos de 20 dólares, mientras que hoy supera con tranquilidad los 60 dólares, pero sin el alto precio del crudo las concesiones sociales del presidente bolivareño serán difíciles de mantener.
Debemos reconocer que este populismo que favorece al presidente está ciertamente basado en las diferencias sociales de las que sufre su país. Las políticas sociales son muchas veces difíciles de implementar en la medida justa dadas que si no están destinadas a incentivar a las clases necesitadas a mejorarse y superarse por si mismas generan una dependencia en el estado que a largo plazo puede devenir en déficit fiscal. Este post dictatorismo de Hugo Chávez por lo tanto podrá mantenerse en su país solo mientras los precios del crudo continúen altos, presentando un desafío diferente al que presentan los totalitarismos tradicionales gracias la aparente atención que el gobierno da a las inmediatas necesidades sociales de las clases mas bajas.
El Aliado de los antiimperialistas financiado por los imperios
El principal producto que Chávez comercializa a nivel personal es el odio hacia los Estados Unidos y por consecuencia a su principal aliado, Israel. Debemos admitir que este producto posee un gran potencial de compradores en la comunidad internacional. La formula más simple para molestar a los Estados Unidos en este mundo de pactos, alianzas y estrategias es cultivar amistades entre los países enemigos de la potencia americana, muchas de ellas basadas en generosas donaciones de dinero o compras de productos propios de los diferentes países a precios muy superiores a los reales en el mercado.
El líder bolivareño ha cultivado alianzas en todos los polos ideológicos del mapa político, comprando armamento a Rusia – país que intenta día a día volver a ser una potencia opositora a los Estados Unidos – y negociando acuerdos con el presidente colombiano, el conservador Álvaro Uribe, a fin de construir una red de gas entre ambos países, el primer paso en lo que le daría a Venezuela la salida al Océano Pacífico a fin de abaratar los costos de exportación a China.
Chávez realizó negocios en diferentes países de América Latina, “ayudando” a los gobiernos de Kirchner por medio de una ayuda financiera de 3.200 millones de dólares, a Evo Morales a quién prometiera invertir 1.500 millones a fin de reemplazar las inversiones de Petrobrás congeladas en ese país y siendo el principal esponsor de lo que queda de la revolución castrista en la Isla, en febrero de este año realizó una generosa donación de un millón de dólares al “Club de Samba” de Río de Janeiro quién “eligió” como tema central para el desfile anual del carnaval carioca a “la Revolución Bolivariana”; estas generosas contribuciones económicas en América Latina y la entrada de Venezuela al MERCOSUR intensifican las diferencias y tensiones hemisféricas con los Estados Unidos, el intento chavista de revivir el tradicional populismo tercermundista existente en América Latina ha logrado moderados éxitos que podrían llevar a la división del hemisferio en dos grupos: uno pro-Chávez y otro por-Norteamérica basado en el conflicto ideológico existente sobre el “Washington Consensus” al cual Chávez culpa de las desgracias latinoamericanas.
En África concretó negocios mineros en Benin y Malí oponiéndose al proteccionismo americano y europeo tradicional en la zona y en el 2004 debemos recordar que recibió, en lo que podría ser otra escena de “Bananas”, un reconocimiento sobre Derechos Humanos en Libia, otorgado por el mismísimo Muamar el Gadafi, en su última gira mundial llegó a tierras persas donde nuevamente se reunió con Ahmadinejad a quién propuso incrementar las inversiones iraníes en Venezuela, demostrando su poco conocimiento de historia tuvo el tupé de comparar la “revolución iraní” con su propia “revolución bolivariana” considerándolas como hermanas y prometiendo “respaldar en todo momento y bajo toda condición...” a este país, un respaldo que ya pudo ser comprobado en las votaciones llevadas a cabo en la Agencia Internacional de Energía Atómica.
Fausto y el diablo
Mientras que Chávez con su particular estilo diplomático describe a Hitler como un “bebe de pecho” al ser comparado con G.W. Bush o lo denomina “el diablo” debemos tener en cuenta que las cañerías que llevan el crudo venezolano directamente a las refinerías de los Estados Unidos son las que mantienen económicamente vivos por medio de estos diabólicos pactos económicos los delirios revolucionarios de este líder tercermundista, pero, para Washington la amenaza mas inminente que Chávez supone no es la expansión de su falso populismo sino su capacidad de generar el avance de un multilateralismo político y económico en América Latina.
Los enemigos de tus enemigos son tus amigos
Como hemos observado antes no existe mejor forma de demostrar la oposición a los Estados Unidos, y más específicamente a los Estados unidos del siglo XXI – en su paranoica lucha global -, que aliándose a los enemigos de Washington o a quienes intenten desafiar a la potencia, y la lista de candidatos es bastante larga.Las salidas al extranjero de Chávez generalmente lo llevan hacia países del ex bloque comunista o a países árabes donde los lazos comerciales debido al petróleo son muy importantes. Demás está decir que en esas latitudes Israel no es específicamente un país admirado, por lo tanto, es de esperar que Chávez aproveche su carácter populista y en sus visitas realice declaraciones anti-israelíes que le aseguren los aplausos de las multitudes y los favores políticos de los líderes locales, pero, aparentemente estas declaraciones son netamente formales y con claros objetivos políticos y no suponen ningún peligro real para Israel.
No hay mal que dure cien años
El líder bolivareño intenta aparentemente seguir la carrera política de Fidel Castro. Si bien Chávez no cuenta con el carisma de su aparente padre ideológico contemporáneo, él si cuenta con un ingrediente fundamental para coronarse como heredero de la “revolución”: legitimidad. Castro logró obtener su reputación anti-imperialista y anti-americana que lentamente aisló a su isla del globo, pero Chávez, gracias a sus petrodólares está ya muy sumergido en este sistema global al que se opone, evitando así quedar marginado.América Latina tiene ya en los anales de su historia líderes que, tal como lo desea Chávez, se aferraron al poder por décadas: el record actual lo posee Fidel Castro quién permaneció en el poder 47 años, 17 años más que el mexicano Porfirio Díaz, 12 más que el paraguayo Alfredo Stroessner e incluso 11 años más que el español Francisco Franco. A nivel global, solo Kim Il Sung de Corea del Norte se aproxima a los records latinoamericanos con 46 años en el poder. A fin de batir el record castrista Chávez debería permanecer en el poder hasta el año 2045 sin interrupción, pasados sus 90 años de edad, algo que según sus declaraciones no parecería molestarle, pero en un mundo sin guerra fría y en un país con lazos tan fuertes con la comunidad internacional un totalitarismo completo en Venezuela sería bastante difícil de implementar dejando lugar solamente para la actual dictadura posmodernista, donde la oposición lentamente va cobrando fuerza generando esperanzas de llevar a Venezuela hacia una democracia mas sana

viernes, septiembre 15, 2006

¿Qué es Hizballah?

Análisis post-guerra

¿Partido político, grupo guerrillero o terrorista? Todas las respuestas son correctas. Por ello es tan difícil para Israel eliminar a este enemigo.
Este grupo nació en los años '80, desarrolló su capacidad terrorista y, como hemos podido comprobar en estos días, durante los últimos 20 años ha logrado convertirse en un actor estratégico sumamente importante en Oriente Medio, capaz de determinar el curso de la paz y la guerra en la región. Desde el punto de vista estructural, este grupo ha dejado de estar bajo la guía del Ayatolá Ruhollah Khomeini para acatar las órdenes y estricta disciplina exigida por su propio líder, el carismático Hassan Nasserallah.

Durante la última década, más específicamente desde principios de los '90, varios acontecimientos como las elecciones parlamentarias libanesas de 1992, los acontecimientos internos en Siria e Irán y la retirada Israelí del Líbano, llevaron a muchos analistas a predecir que esta organización dejaría las armas para convertirse en un partido político libanés. Pero durante todos esos años, el grupo continuó utilizando el terrorismo no sólo como su arma sino como una obligación religiosa, parte de la jihad global. Este grupo se autodefine como la vanguardia del Movimiento Islámico, cuya obligación es fortalecer a aquellos grupos que se oponen política y culturalmente a Occidente.

Durante los años '80 y' 90 esta ideología se vio reflejada en el intento de llevar a cabo actividades terroristas en diferentes lugares del planeta que causaron cientos de muertos y heridos.

En el sur del Líbano, donde se encuentra afianzado, es donde este grupo cuenta con más apoyo popular. Debemos recordar que nació en 1982, durante la invasión israelí al Líbano y una parte importante del trabajo que realizó estuvo destinado a reconstruir y desarrollar las zonas afectadas por la primera guerra del Líbano. Fue el primero en asistir, gracias a los millones provenientes de diversas fuentes dudosas, a las clases shiítas pobres largamente marginadas en la sociedad libanesa. Con el correr de los años Hizballah se ocupó de fortalecer sus redes sociales, creando escuelas, centros de salud y dando dinero a los shiítas (un modelo luego aplicado por Hamás en Gaza en los años '90). Desde fines de los años '80 Hizballah ha sido quien ha construido hogares, proveído agua y electricidad y servicios de salud en el sur del Líbano. Incluso quienes critican a esta organización terrorista concluyen que Hizballah ha ejercido un rol en el ámbito social mucho más efectivo que los propios gobiernos libaneses, siendo esta una de las claves de su popularidad.

En el ámbito político esta organización posee una agenda nacionalista a nivel local, e islámica a nivel regional. Por un lado se ha convertido en una parte integral de la vida política libanesa, logrando altos niveles de popularidad fundamentalmente debido a su actividad social y gracias a una imagen de transparencia que no tiene comparación en el sistema político libanés. Por otro lado Hizballah ha desarrollado una gran estructura terrorista, cuyos objetivos son generalmente israelíes y occidentales. Esta estructura terrorista representa la dimensión islámica de este grupo, su ideología y sus aspiraciones.

A nivel local, como hemos observado, Hizballah es la fuerza política dominante dentro de la comunidad shiíta, que es el sector más grande del Líbano (entre 35 y 40% de la población), un sector que no está proporcionalmente representado en el parlamento libanés.

Hizballah ha logrado a través de los años moverse entre estas dos agendas, la local y la regional, y fortalecer los objetivos de ambas. En esta última guerra pudimos observar la constante tensión entre los objetivos locales de este grupo y la ideología islamista con aspiraciones globales. Al comienzo de la misma Nasserallah dio su primer discurso al mundo, transmitido por la cadena de televisión de su organización al-Manar, teniendo detrás de el la bandera de Hizballah. En el discurso siguiente, la bandera fue reemplazada por la del Líbano, hasta que finalmente, en el tercer discurso, ambas banderas estaban en el estudio. El simbolismo es importante para todo líder, el intento de convertir el conflicto en un conflicto entre Israel y el Líbano en lugar de un conflicto entre Israel y una organización terrorista fue fundamental, y el mayor logro de este cambio fue la presión internacional para conseguir un alto del fuego.

El apoyo de los gobiernos de la zona ha sido un factor crucial en el fortalecimiento de esta organización. Líbano, Siria, Irán y otros actores han intentado legitimar a este grupo caracterizándolo como un movimiento de resistencia cuyo objetivo es la liberación de los territorios ocupados. Este tipo de legitimidad busca fundamentalmente alejar la real identidad terrorista fundamentalista con objetivos globales de esta organización, como el mismo Nasserallah lo declarara: "A fin de conseguir la victoria debemos luchar en todos los frentes. Debemos ser globales e integrales". No es una mera casualidad que el emblema del grupo incluye una ametralladora sobre una imagen del globo terráqueo, con una frase tomada del Corán: "Sólo la congregación de Alá debe lograr la victoria". Las ambiciones globales son claras y preocupantes, la diferencia entre un movimiento de resistencia local y una organización terrorista global son obvias. A fin de eliminar el peligro que Hizballah supone para Occidente y para todos quienes se aparten del camino Alá, el mundo debe tener en cuenta estas diferencias y evitar catalogar el conflicto como una simple lucha entre dos vecinos.

"Con una pequeña ayuda de mis amigos"

Las actividades terroristas de Hizballah en Israel y el mundo le han dado a este grupo gran prestigio en el mundo árabe y musulmán, un prestigio que les brinda independencia y posibilidades de aspirar a mayor poder. Esta popularidad trae dos implicaciones inmediatas para Siria e Irán. En Damasco las actividades de Hizballah amenazan al régimen del inexperto presidente Bashar al-Assad ya que, como pudimos observar en este último conflicto, lo expone a un enfrentamiento militar con Israel. En Teherán los logros de Hizballah han implicado el fortalecimiento de las políticas oficiales anti israelíes y anti americanas, acentuando el apoyo del gobierno a los grupos terroristas y oponiéndose al diálogo con Occidente.

El balance de poder entre Damasco y Hizballah ha cambiado desde la muerte del padre del actual presidente sirio. Este cambio es generalmente atribuido a la extraña relación entre Nasserallah y Bashar al-Assad. En los últimos años el grupo ha obtenido mucha independencia y Nasserallah ha logrado mayor apoyo popular, esto sin duda demuestra la constante debilitación del poder sirio en el Líbano.

Siria es el aliado estratégico que le permite a Hizballah llevar a cabo sus actividades terroristas contra Israel gracias a la coordinación política y militar que le provee, presionando a los gobiernos libaneses para dejar en manos del grupo terrorista toda la zona del sur del país. Sin la ayuda siria, Hizballah no hubiera conseguido su actual estatus de "libertador" en esa zona del país. La ayuda logística del gobierno de Bashar, el adiestramiento militar y asistencia tecnológica han convertido a Hizballah en un aliado militar del ejército sirio en su lucha contra Israel.

En el año 2002 Hizballah recibió un importante envío de armas desde Damasco, un envío que incluía misiles de 220 milímetros. Siria posee en su territorio una gran cantidad de campos de entrenamiento de terroristas donde los miembros de Hizballah suelen adiestrarse. El gobierno sirio ha permitido a Hizballah el uso de guerrilla a fin de obtener en un futuro la retirada de Israel de los Altos del Golán bajo condiciones favorables para Damasco. En el discurso de Nasserallah en la ceremonia llevada a cabo para conmemorar el primer aniversario de la muerte de Hafez al-Assad, Nasserallah prometió a Bashar liberar las granjas de Sheeba por medio de una sangrienta jihad (guerra santa), acentuando que "Hizballah logrará la victoria en Palestina y el Golán".

Por el lado de Irán, las relaciones entre el grupo y el gobierno de Teherán paradójicamente mejoraron a partir de 1997 tras la elección del presidente reformista Muhammad Khatammi. Si bien durante la presidencia de Khatammi el apoyo oficial disminuyó, el dinero iraní continúa llegando a los cuarteles en Beirut a través de organizaciones iraníes "no gubernamentales", probablemente como una medida para afrontar la lucha contra el terror encabezada por los Estados Unidos. Quizás el antecedente más claro del apoyo iraní a Hizballah ha sido la cooperación de los dos en el salvaje atentado a la AMIA.

Debemos tener en cuenta que el 90% de la población iraní es shiíta y, por lo tanto, tienen un gran interés y preocupación en lo que les pueda suceder a sus correligionarios en el Líbano, fundamentalmente tras la revolución islámica de 1978-79. Al igual que en el Líbano, los shiítas iraníes eran dominados hasta la revolución por los sunitas y los maronitas. El éxito de la revolución iraní sirve de inspiración y ejemplo para Hizballah. Hoy en día, dos décadas más tarde, la ideología de esta revolución aún se mantiene viva no sólo en Irán, donde muy pocos dudan de la legitimidad del gobierno extremista, sino también en el sur del Líbano, donde Hizballah se esmera en mantener fuertes lazos simbólicos con los principios fundamentalistas de esta revolución. No hay ninguna duda de que grandes sumas de dinero llegan a Hizballah desde Irán. Se estima que éstas alcanzan los 200 millones de dólares por año, pero las generosas donaciones iraníes sólo representan una pequeña fracción del presupuesto anual de Hizballah. El rol más importante que cumple Teherán en la vida de Hizballah es el apoyo ideológico y el respaldo internacional que este país le brinda.

Como hemos observado, si bien el apoyo sirio e iraní es muy importante, a nivel económico ninguno de estos dos países cuenta con los fondos líquidos suficientes para financiar por completo las actividades de Hizballah. Según el profesor Dwight J. Simpson de la Universidad de San Francisco, la mayor parte de los fondos proviene de la caridad. Los shiítas, tras observar el logro inicial de sus correligionarios en las elecciones primarias iraquíes de 2005, tienen la esperanza de lograr el poder político en el Líbano dado que allí también son la mayoría. Las donaciones a Hizballah han crecido considerablemente en los últimos años, no sólo donaciones provenientes de Irán sino de todo el mundo árabe. Debemos tener en cuenta que la caridad es una obligación religiosa.

Los lazos en América Latina

Los dos atentados mas sangrientos en la historia sudamericana fueron perpetrados por Hizballah: el 17 de marzo de 1992 un coche bomba demolió la embajada israelí en argentina, asesinando a 29 personas e hiriendo otras 250. El segundo atentado tuvo como objetivo la AMIA, donde el 18 de julio de 1994 perecieron 85 personas y varias decenas más resultaron heridas.

Según las dudosas investigaciones de las autoridades argentinas, el atentado a la embajada fue planeado por la inteligencia iraní y Hizballah fue el encargado de llevar a cabo el macabro plan. El jefe de seguridad de los Servicios de Inteligencia del Estado (argentino) presentó a las autoridades israelíes en el año 2003 un reporte secreto que incriminaba a Irán y Hizballah en el ataque contra la AMIA. Según este documento los ataques en Buenos Aires "fueron motivados por el odio a Israel y el pueblo judío y el deseo de castigar al gobierno de Carlos Menem por haber cancelado un compromiso de su predecesor, Raul Alfonsín, según el cual Argentina proveería equipamiento y tecnología a Irán para su programa nuclear".

El apoyo iraní fue determinante en esta operación. Desde las filas del régimen revolucionario Iraní se dictó un fatua, edicto religioso, a Imad Mughniyeh ordenándole llevar a cabo el atentado. Éste habría trabajado en conjunto con Mohsen Rabbani, un agente secreto iraní que operaba en la Argentina a fin de organizar el plan, bajo la pantalla de ser el encargado de asuntos culturales de la embajada de su país. Hizballah probablemente no hubiera podido llevar a cabo su plan sin el apoyo operativo de Irán que, aparentemente, también incluyó una sustanciosa "donación" de 10 millones de dólares para la cuenta personal del corrupto presidente Carlos Saúl Menem a fin de que éste no implique directamente a Irán, país con el cual, a pesar del crimen cometido, Argentina sin ningún pudor aún mantiene relaciones diplomáticas.

La presencia de Hizballah también es largamente conocida en la denominada Triple Frontera, donde se unen los límites internacionales de Argentina, Paraguay y Brasil. En el mes de febrero del año 2000, las autoridades paraguayas arrestaron a Ali Khalil Mehri, un empresario libanés acusado de vender software pirata y financiar las actividades de Hizballah. De forma similar, el empresario Assad Ahmad Barakat, un inmigrante libanés en el Paraguay, fue arrestado durante el verano de 2002 en la zona de la Triple Frontera tras girar importantes sumas de dinero a Hizballah. En octubre de 2001, en un allanamiento realizado en Paraguay a una de las empresas de Barakat, se encontraron numerosos documentos que lo vinculaban con Hizballah, incluyendo una carta del mismo Nasserallah donde "le agradecía por las generosas colaboraciones que Barakat había enviado desde la Triple Frontera".

En noviembre del mismo año las autoridades chilenas alegaron que Barakat poseía en Chile dos empresas que se encargaban de lavar dinero para Hizballah. Como consecuencia, siete ciudadanos libaneses fueron arrestados y acusados de financiar actividades terroristas.
En Colombia, Hizballah posee células en la población de Maicao, donde el tráfico de drogas y las redes de contrabando son utilizados para lavar dinero y posteriormente financiar actividades terroristas. Dos denuncias ya han sido investigadas en esta zona, según las cuales el grupo se dedica al tráfico de armas y drogas.

Durante sus 25 años de historia, Hizballah ha demostrado claramente ser un movimiento ideológico dirigido por fuertes líderes, con una visión estratégica, objetivos muy claros y gran experiencia en la lucha terrorista y guerrillera. Su líder actual Hassan Nasserallah está aparentemente convencido de que sus métodos son los que le darán la victoria. Los logros que ha obtenido esta organización con el correr de los años, y más específicamente la retirada unilateral israelí del Líbano en el año 2000 y el dudoso resultado de los últimos enfrentamientos, fortalecen la moral y los objetivos de este grupo. No debemos olvidar que Hizballah cuenta en su arsenal con un arma que no ha utilizado últimamente: su red de terrorismo internacional.

Debido a la gran influencia de este grupo en la zona y su alto potencial destructivo, es necesario que la comunidad internacional lo aísle, y ejerza una fuerte presión económica y diplomática sobre sus dos principales esponsors, Siria e Irán; presione a Damasco para generar un diálogo que lleve al desarme de Hizballah y controle que el ejército del Líbano sea una fuerza lo suficientemente capacitada técnica e ideológicamente para ejercer una presencia efectiva en el sur del Líbano. Una pseudo victoria de Hizballah solamente traerá más conflictos en el futuro. Ha llegado el momento de que la comunidad internacional genere una verdadera democratización en un Líbano donde no haya cabida para una milicia terrorista, ni para sub-estados. Sólo así podrá ser alcanzada la paz en Medio Oriente.

domingo, julio 30, 2006

Líbano 2006: ¿Existen las guerras justas?

Por primera vez en 40 años Israel parece estar en una guerra justa. Esta es la segunda vez desde 1948, tras la Guerra de Iom Kippur, que Israel está defendiendo su territorio en lugar de ocupar, conquistar o colonizar alguna zona o, como en 1956, ser parte de una conspiración fraudulenta para defender los intereses de occidente en la región. La situación está bien clara: Israel está actuando en contra de una organización terrorista que ignoró los acuerdos limítrofes internacionales y actuó en contra del estado de Israel con el consentimiento de Damasco y Terán. Los motivos para responder son suficientes, los objetivos, métodos y resultados problemáticos.

Como ya sabemos, esta no es la primera crisis que desencadena operaciones militares en el Líbano. La primera de ellas fue en 1978 cuando la lucha contra guerrilleros palestinos se convirtió en un combate mayor llamado “Operación Litani”. Pero incluso en el más serio de los incidentes, la Operación “Paz para Galilea” de 1982, que incluyó años de lucha en el Líbano entre Israel y las fuerzas Sirio-Libanesas las partes pudieron mantener el conflicto dentro de límites razonables, evitando una escalada de violencia y la regionalización del mismo.

Las incursiones dentro de Líbano son una manifestación de uno de los más significantes aspectos de lucha asimétrica. Mientras que las historias de los conflictos en occidente generalmente se vieron guiadas por las clásicas visiones greco-romanas de enfrentamientos entre ejércitos en campos de batalla, las guerras que ha luchado Israel en el Líbano lejos se encuentran de los conflictos al estilo occidental. En el caso libanés la lucha ha sido contra, guerrillas, terroristas y grupos fundamentalistas, una lucha que no es entre estados sino contra organizaciones terroristas que funcionan como pseudos-estados dentro de estados, en el caso actual una guerra en la cual hay que tomar las precauciones necesarias para no dañar al gobierno oficial del Líbano, un gobierno que cuenta con el apoyo del mundo occidental.

Las preguntas que surgen inevitablemente de esta crisis es ¿Por qué ahora? ¿Por qué eligió Hizbolá atacar justo en este momento? Probablemente es debido a Irán, ya que en estos días debería vencer el ultimátum impuesto por occidente a fin de llegar a un acuerdo sobre los planes atómicos persas. Quizás por que el dictador sirio Assad hijo está incumpliendo con la resolución 1559 de la ONU y dando protección al líder terrorista de Hamas Khaled Mashal en Damasco. Quizás para bajar la presión a la que se ve expuesto el gobierno terrorista de Hamas, o quizás simplemente debido a que el proceso de democratización del Líbano dirigido por Fuad Siniora resta importancia al estatus que Nasrallah desea tener en ese país.

No importa realmente cuales son los motivos, lo que debemos tener en cuenta, como hemos dicho, es que Hizbolá decidió unilateralmente atacar a Israel, violar el límite internacional, asesinar y secuestrar soldados, motivo suficientemente justo para responder, el hecho de que la soberanía israelí fuese violada es un delito internacional, y debido a esto podemos ver el apoyo internacional a Israel.

Guerra local con objetivos zonales

“No hay enemigo pequeño ni fuerza desdeñable por que ya no hay pueblos aislados”.
Ernesto Che Guevara

Por más de 50 años las guerras en Medio Oriente han sido guerras internacionales. Grandes potencias han utilizado pequeños países y grupos como sus soldados y las batallas entre grandes estados se han peleado en pequeños países como el actual debilitado Líbano, pero las consecuencias mundiales pueden ser impredecibles.

Las relaciones entre Hizbolá, Hamas, Irán y Siria son extremadamente obvias. El armamento de la guerrilla libanesa ha llegado desde las tierras persas, y hoy, en medio de los ataques israelíes, aún hay intentos sirios de proveer armamento a Hizbolá. Si bien es difícil predecir como responderán estos dos países, debemos tener en cuenta que en el caso de Irán el ingreso a una guerra contra Israel y la regionalización oficial del conflicto sin duda traería consecuencias negativas a sus intentos de resolver el conflicto sobre la construcción de facilidades nucleares en su país y le generará una insolación aún mayor en la comunidad internacional.

Por el lado del otro miembro del “eje del mal”, Siria, a pesar de la ya comprobada inexperiencia de su presidente, es de suponer que tampoco debería entrar en este conflicto directamente ya que el ingreso de fuerzas de este país a territorio Libanés supondrían una violación de la resolución 1680 de la ONU la cual le prohíbe desplegar fuerzas armadas en Líbano y las sanciones inmediatas sobre el ya debilitado país serían prácticamente inmediatas.

La comunidad internacional, sorprendentemente apoya, hasta ahora, la posición israelí, siempre y cuando el estado Judío no realice matanzas de civiles y no dañe sustancialmente el frágil gobierno de Fuad Siniora. Los líderes del Grupo de los 8 acordaron en San Petersburgo permitir el uso de “mano dura” israelí a fin de castigar a Hamas y Hizbolá, los esfuerzos diplomáticos se encuentran prácticamente congelados dándole tiempo al ejército israelí para completar su misión.

Para Olmert y Peretz, dos políticos cuya capacidad de gobernar bajo situaciones de extrema presión se encontraba bajo grandes dudas entre la ciudadanía israelí la actual crisis les ha dado grandes réditos políticos.

A pesar de que Olmert siempre deseo ser Primer Ministro no muchos israelíes creían que llegaría a ocupar este puesto, como declarara Yosi Sarid “ganar la lotería hubiera sido más fácil”, demás está decir que las dudosas capacidades militares – entre otras - del líder laborista Amir Peretz hace pocos meses daban que pensar que ver al mismo en el puesto de Ministro de Defensa sería solamente una broma de mal gusto. Ambos, principiantes en sus puestos, cuentan hoy en día con gran apoyo de la población, una población víctima de los sentimientos que piden venganza y victoria, dos factores que estos dos políticos están dispuestos a brindar.

La actual guerra en el Líbano finalmente le dio a la discutida y problemática coalición gubernamental de Kadima consenso nacional, permitiéndole salir a una guerra apoyada por la mayor parte de los israelíes. Las grandes preguntas son: ¿cuanto tiempo podrán Olmert y Peretz mantener a Israel en guerra, especialmente cuando los ataques con misiles sobre Israel no aparentan disminuir? ¿Cuánto tiempo continuará apoyará la ciudadanía la estadía del ejercito en Líbano mientras vuelven al país cuerpos de soldados? Debemos tener en cuenta dos reglas básicas de los conflictos modernos: 1) las escaladas de violencia contra grupos extremistas generalmente generan más extremismo y fundamentalismo, especialmente cuando hay un gran número de víctimas civiles. 2) un ejercito profesional ha raramente podido desmantelar y derrotar completamente guerrillas fundamentalistas bien armadas y organizadas.

Los límites actuales del conflicto y las “sorpresas de Nasrallah”

A pesar de las lluvias de misiles sobre las ciudades del norte de Israel y los constantes ataques israelíes sobre el Líbano debemos tener en cuenta que ninguno de los dos bandos está usando su máxima capacidad para derrotar al enemigo, podemos decir que el conflicto está limitado. El ejército Libanés no ha intervenido, y la tan esperada ayuda externa desde Siria e Irán aún no ha llegado. Aún así los ataques sufridos por el norte del Israel son solamente comparables a los que sufriera el país durante la Guerra de la Independencia.

Los objetivos de las partes también todavía son limitados. Hizbolá aún no ha intentado ataque contra ciudades en el centro de Israel, probablemente este grupo no esperaba una reacción israelí tan severa a su ataque. Es de suponer, que a pesar de las declaraciones de guerra de Hassan Nasrallah, este esperando que la comunidad internacional logre un cese de fuego y así pueda Hizbolá declarar un triunfo sobre el Estado Judío fortaleciendo su estatus de único defensor del Líbano.

Por parte de Israel los objetivos son limitados pero muy importantes. El primero es expulsar a Hizbolá del Sur del Líbano, intentando obtener una victoria militar que le permita reducir la amenaza de esta guerrilla sobre Israel, y fundamentalmente devolver al estado judío la capacidad de atemorizar al enemigo con la contaba desde la guerra de los Seis Días. Varias formas existen para lograr estos objetivos, algunas pueden ser más dolorosas y letales que otras, y cabe recordar que en una guerra generalmente ambos bandos sufren, si bien el más fuerte sufre menos, este aún tiene bajas.

La muerte de Nasrallah, otro de los objetivos israelíes, si bien dejaría contenta a la población israelí y a todos aquellos quienes se oponen al terrorismo fundamentalista no significará el fin de Hizbolá. Nasrallah ya ha sobrevivido varios intentos de asesinato en Beirut. Si bien habría algunos beneficios inmediatos dado su gran carisma, el valor de este asesinato a largo plazo es más que dudoso. Es de tener en cuenta que la reacción de Hizbolá ante el asesinato del líder será casi con seguridad un escalda en la violencia que puede incluir el uso de sus misiles “Zedal” para atacar el centro de Israel o activar sus redes terroristas internacionales.

El líder de Hizbolá promete constantemente “sorpresas”, alguna de las cuales resultaron ser verdaderamente letales y llevaron al conflicto a un nivel mucho más dramático del que aparentaba durante los primeros días. Los ataques al norte del país llegaron hasta Haifa, Tiberias, Carmiel, Afula, ciudades que durante décadas no habían sido víctimas de los enemigos del Estado de Israel. Según Nasrallah sus “sorpresas” aún no han terminado, a fin de saber que tipo de sorpresas nos prepara debemos analizar el pasado de esta organización. Hizbolá, dado que es organización guerrillera y terrorista, en el pasado a respondido ya con “sorpresas” en diferentes lados del mundo. Este grupo tiene una larga lista de ataques cometidos fuera del Líbano e Israel. Sus víctimas incluyen objetivos no solo Israelíes y occidentales sino que varios estados árabes como Arabia Saudita, Kuwait, Bahrein, y los Emiratos Árabes ya han sido sufrido sus ataques. Quizás los ataques más recordados llevados a cabo por esta organización han sido los atentados contra la Embajada Israelí en Buenos Aires en 1992 y la Sede de la comunidad Judía (AMIA) en el mismo país dos años mas tarde. Ambas acciones tuvieron lugar luego de acciones israelíes y bajo el aparente apoyo de Irán, y con el correr de los años contaron con el vergonzoso encubrimiento de facto de los corruptos gobiernos argentinos y el ridículo sistema legal de este país. En 1992 Israel atacó un campo de entrenamiento de Hizbolá donde decenas de terroristas fueron eliminados y en 1994 el Sheik Abbas Musawi fue eliminado por un helicóptero Apache.

La sofisticación de estos ataques en Argentina demostró la habilidad de Hizbolá e Irán para exportar terrorismo y actuar rápidamente sin aviso previo. Es de suponer que luego de los fatales ataques en Argentina Hizbolá ha continuado mejorando su capacidad para realizar ataques terroristas en diferentes partes del mundo. Los objetivos pueden ser muchos, no solo ataques en Israel o los Estados Unidos, por ejemplo Turquía debido a la presencia de células de Hizbolá, su proximidad a Siria y Líbano y a la existencia de numerosas instituciones judías se encuentra bajo alto riesgo, Europa también puede ser víctima y países árabes como Egipto y Jordania quienes han demostrado oponerse al terrorismo islámico y como si fuera poco “traicionaron” al mundo musulmán firmando acuerdos de paz con el Estado Sionista sin duda están entre los países que pueden verse afectados. Es de suponer que estas son algunas de las “sorpresas” de Nasrallah. quizás el motivo principal por el cual aún no ha hecho uso de esta posibilidad es debido a que el uso de terror debilitaría aún más la posición de Hizbolá dentro de la comunidad internacional y también dentro del mismo Líbano, país donde Hizbolá intenta presentarse como el único verdadero defensor de los intereses nacionales del mismo.

¿Hasta donde llegar?

Si nos ponemos a analizar cuales serían las condiciones que gran parte de la población de Israel desea que se logren en esta operación militar concluiríamos básicamente que esta desea la eliminación de Hizbolá de la forma más rápida, fulminante y elegante posible, la destrucción de todos los misiles de esta organización, la muerte de su líder Nasrallah y alejar a este grupo del límite internacional. Estos objetivos no pueden ser obtenidos en su totalidad por medio de operaciones aéreas, por lo cual el gobierno israelí posee dos opciones, permitir el ingreso de fuerzas terrestres al Líbano o modificar los objetivos a fin de evitar mayores bajas en sus fuerzas y en la población civil libanesa.

El justificado trauma israelí generado por el oscuro pasado de las invasiones al Líbano debería lamentablemente ser tomado en cuenta antes de ingresar al Líbano por tierra. Una invasión terrestre siempre tiene un comienzo pero generalmente no se sabe cuando culmina, lo que al principio es una invasión puntual y reducida se va ampliando lentamente a fin de derrotar al cruento enemigo, más y más fuerzas son enroladas y los cuerpos de los soldados comenzarán a llegar. El deseo de conseguir la victoria absoluta, puede requerir un precio tan alto que el mismo concepto de “victoria” se convierte en muy discutido, ¿puede realmente haber victoria en una guerra?

Muchos sectores de la población israelí están asombrados de que Tzahal, potente, poderoso, quien puede enfrentar a cualquier enemigo, aún no consigue vencer a un grupo de guerrilleros como Hizbolá.

Israel salió a una guerra por obligación, justa e inevitable. Durante 10 días los sofisticados aviones de la fuerza aérea se ocuparon de destruir una gran parte de Líbano, demostrándole al mundo árabe que el Estado Judío responde, y muy duramente cuando lo considera necesario, devolviéndole a Tzahal su capacidad de imponer miedo ante los enemigos del Estado Sionista. Tras esos 10 días también quedó muy claro en el ámbito diplomático que cualquier cese de fuego debería incluir el regreso de los soldados secuestrados por Hizbolá y Hamas, la salida de Hizbolá del Sur del Líbano y el control de esa zona por el ejercito del Líbano. Esos deberían haber sido los únicos objetivos de esta guerra. Por su parte, el debilitado gobierno libanés presidido por Fuad Siniora y la comunidad internacional aparentemente tras 10 días de ataques masivos comprendieron el mensaje y declararon interés en comenzar negociaciones para en cese de fuego y comenzar con el juego político en lugar de seguir con los ataques militares. Habría que haber llegado a un acuerdo que implique el cese de fuego hacia el norte del país y la devolución de los soldados, pero lamentablemente el inexperto gobierno israelí se dejó guiar por los sentimientos y va en busca de más.

El ingreso terrestre a Líbano es extremadamente problemático, el alto precio a pagar con la vida de soldados es un precio muy duro para la sociedad israelí y lamentablemente como lo hemos dicho toda entrada pone en duda la fecha de salida, y la historia se repite, tras muchas muertes y días en los cuales los ciudadanos del norte del país pasen en los bunkers en lugar de estar en las playas de Haifa, Naharía y Tuberías se deberá llegar la solución política, pero, hasta que eso pase el apoyo de la comunidad internacional y impresionantes logros obtenidos por tzahal durante los primeros 10 días esta guerra que fuera justa estarán muy lejos de ser recordados.

Como en la mayoría de los casos de conflictos bélicos de baja intensidad, la confrontación actual será raramente resuelta por medios militares, pero aún no hay consenso sobre alguna estrategia política factible para terminar las confrontaciones.

Básicamente el enfrentamiento entre Israel y Hizbolá puede convertirse en una “cuestión de honor”, algo muy común en Medio Oriente. Ambos lados están fuertemente influenciados por la opinión pública. Si bien una línea de pensamiento racional llevaría a ambas a partes a comenzar con las negociaciones diplomáticas a fin de facilitar la vida de los civiles de los dos lados de la frontera, el fundamentalismo, el orgullo y la inexperiencia de los líderes muchas veces los llevan a pensar que la guerra es una solución mejor que la paz.

La historia nos muestra que cada una de las batallas del conflicto árabe-israelí es solamente un preludio de la próxima, las victorias en los campos de batalla son temporales, las luchas de estos días son probablemente solo otra de las batallas.

La habilidad de los grandes líderes y políticos que se ven envueltos en conflictos armados reside en tener la capacidad de ver el momento justo en el cual una guerra comienza a perderse en el campo diplomático, en el cual llega el momento de no intentar ir demasiado lejos, en el cual se corre el riesgo de que una guerra justa se convierta rápidamente en una masacre para ambos lados y como consecuencia en simplemente injusta, sin importar quien tenga la razón.

jueves, junio 15, 2006

Definiendo Terrorismo: En busca del consenso internacional

La afirmación de que “un terrorista es a los ojos de uno lo que un libertador es para otros” no es sólo un cliché sino que en los últimos años en uno de los principales obstáculos en la lucha contra el terrorismo.

Si bien la definición y conceptualización del terrorismo aparentemente es sólo una cuestión teórica que debería interesar exclusivamente a los estudiosos de la materia, en el momento de combatir el terrorismo, las guerrillas y el terrorismo de estado, las implicaciones de las definiciones o, mejor sea dicho, de la falta de definiciones convenidas para estos conceptos trascienden los límites de lo académico.

En la lucha contra el terrorismo el problema de la definición es un elemento crucial en el intento de coordinar la colaboración internacional.

El abuso en el uso de un término con connotaciones tan negativas como "terrorismo" ha sido empleado por diferentes países y regimenes políticos para dar legitimidad a sus acciones contra sus enemigos. Los nazis llamaban terroristas a los judíos que se revelaron en el Ghetto de Varsovia, en la Sudáfrica del Apartheid las acciones violentas de la población negra eran generalmente caratuladas como acciones terroristas, lo mismo opinaban los franceses de los argelinos que se oponían a la ocupación, Sudamérica es otro ejemplo donde muchas guerrillas fueron caratuladas de terroristas y en Israel la resistencia armada Palestina es caratulada de terrorista mientras que para los palestinos las acciones de Tzahal son acciones de terrorismo de estado.

Muchos académicos, expertos en seguridad y periodistas usan diferentes definiciones de terrorismo. Algunas definiciones se centran en el modus operandi de las organizaciones terroristas, otras enfatizan las motivaciones y características del terrorismo, el modus operandi de los individuos, etc.

Los actos terroristas o acciones de estas características han existido por más de mil años.

A pesar de tener una historia más larga que el Estado Moderno como nosotros lo conocemos, el uso de terror por gobiernos y grupos que aspiran llegar al poder aún no es completamente comprendido. Si bien se puede llegar a una definición abstracta de la palabra terrorismo, su aplicación en el mundo real se convierte en un asunto particularmente conflictivo, probablemente debido al uso de ciertas tácticas terroristas por casi todos los actores del espectro político y social.

Robespierre, el terrorista

Con la sofisticación de los sistemas políticos a lo largo de la historia, la autoridad política comenzó a ser vista menos como un regalo divino y más como una estructura social. Esto generó nuevas teorías sobre los conflictos políticos.

El período de turbulencia política en el cual se vio involucrada Europa antes de la Revolución Francesa inspiró a muchos teóricos políticos, que desarrollaron diferentes puntos de vista sobre revolución y acción política. La relación entre revolución violenta y terror fue inmediatamente establecida y desarrollada. El concepto "terrorismo" apareció por primera vez poco después de la Revolución Francesa. En el suplemento de 1789 del Dictionnaire de la Académie Française se consignaban las palabras “terrorismo” y “terrorista” como provenientes del término terrorisme (aterrorizar), atribuyéndoselo al regime de la terreur jacobino de Robespierre, quien ejecutaba a todas las personas sospechadas ser antirrevolucionarias.

Inicialmente, pues, el término terrorismo implicaba una connotación positiva. Los jacobinos usaban el término regime de la terreur cuando se referían a sí mismos, en un sentido positivo. El terrorismo estaba destinado a consolidar el nuevo estado revolucionario intimidando a los contrarrevolucionarios y subversivos, considerados como enemigos del pueblo. El Consejo Revolucionario juzgaba a aquellas personas consideradas enemigas del pueblo, y las enviaba a la recién estrenada guillotina.

El líder revolucionario Maximilien Robespierre creía que el terrorismo y la revolución eran aliados a fin de lograr el triunfo de la democracia. El mismo Robespierre declaró: “... Terror es justicia, severo e inflexible, es por lo tanto una gran virtud...”. Como podemos observar, en sus comienzos el terrorismo fue utilizado por el estado.

A comienzos del siglo XX ideas nacionalistas y revolucionarias fueron los principales motivos para utilizar el terrorismo. Cuando el Tratado de Versalles dibujó el mapa de Europa luego de la Primera Guerra Mundial, separando el Imperio Austrohúngaro y creando nuevas naciones, ello alentó a minorías étnicas no reconocidas a actuar por su propia independencia y territorio.

Dos teorías habrían luego de adoptar la revolución violenta como forma de cambiar el sistema existente: el marxismo y el anarquismo. Ambas veían la acción violenta como la forma de lograr el cambio de orden necesario en la sociedad.

Por su lado, luego de la guerra, los nacionalistas árabes fueron doblemente decepcionados. Ellos creían en una independencia de post-guerra que no se concretó: primero, cuando Gran Bretaña y Francia obtuvieron el control de las tierras en Oriente Medio; y luego, cuando la Declaración Balfour permitió la inmigración judía en Palestina.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el terrorismo se ha desarrollado hasta convertirse en uno de los principales actores en los conflictos modernos. Su primer uso fue inmediatamente posterior a la finalización de la guerra, como respuesta al colonialismo de las potencias europeas. Luego, al servicio de diferentes ideologías y aspiraciones, el uso de terrorismo se extendió a diferentes tipos de conflictos. Se convirtió en un recurso al alcance de la mano de casi todo grupo con agenda política o religiosa que deseara hacer uso de él. También ha demostrado ser una significativa herramienta en el juego diplomático internacional.

Equivalencia moral

¿Quién determina si una persona que realiza un acto violento es un terrorista, un criminal, o un revolucionario? ¿Puede un terrorista suicida ser comparado con el Gobierno Revolucionario Francés de los años 1790s, que instituyó un estado de terror sistemático contra la población francesa matando miles? ¿Son comparables a grupos como el Irgún en Palestina, Baader Mienhof en Alemania Occidental, Hamás en Israel o los Talibán en Afganistán?

Podemos observar que hay diferencias entre el tamaño y la legitimación política de los diferentes actores que usan tácticas terroristas y en la mayoría de los casos estas diferencias determinan qué se entiende o no como terrorismo. El concepto de equivalencia moral es frecuentemente usado como argumento para moldear la definición de terrorismo. Este concepto simplemente argumenta que lo que realmente importa son los fines y no los medios. Daños no intencionales o colaterales causados a civiles como consecuencia de ataques de fuerzas militares uniformadas direccionándolos a un objetivo militar legítimo, es lo mismo que una bomba terrorista dirigida deliberadamente hacia un objetivo civil con la intención de hacer daño.

Según este principio ambos actos de violencia, colocar un coche bomba en el centro de una ciudad o lanzar un misil desde un cazabombardero, generan muerte y terror. Este es el razonamiento que se oculta detrás de la frase "un terrorista es a los ojos de uno lo que un libertador es para otros". Esta es también una forma de legitimar el uso del terrorismo por grupos revolucionarios.

Uno de los parámetros determinantes en la definición de un hecho violento como terrorismo es el estatus de las víctimas. ¿Son las víctimas inocentes? La "inocencia" de las víctimas es lo que diferencia entre "guerra" y "terrorismo". Los terroristas en el mundo moderno son considerados asesinos debido a que matan personas inocentes. De forma similar, en las guerras las fuerzas militares tienen prohibido, según las normas internacionales, atacar civiles. Es cuando se producen estos tipos de ataques que entra en juego el concepto de "terrorismo de estado". ¿Deben considerarse los daños colaterales substanciales que implica la guerra contra el terrorismo –como por ejemplo la muerte de civiles palestinos como consecuencia de los intentos de Tzahal de eliminar a algún terrorista palestino disparando un misil desde un helicóptero Apache- como terrorismo de estado? ¿Cuándo y bajo qué condiciones son los actos de "legitima defensa", "guerra", o "guerra de liberación" considerados como "terrorismo"?

Nadie es inocente

“Por Naturaleza, e incluso por motivos ideológicos, me opongo firmemente a los asesinatos políticos y más aún al terrorismo. Pero, a diferencia de muchos otros, yo no confundo violencia revolucionaria con terrorismo u operaciones que confunden actos políticos con otros que no los son” (Salah Khalef alias Abu Iyad).

Nuevamente nos encontramos frente al problema de definir quién es inocente y quién no. Salah Khalef fue uno de los miembros del gobierno de la Autonomía Palestina, importante líder del Fataj y uno de los líderes más destacados de Septiembre Negro. A fin de racionalizar sus acciones, Khalef intenta confundir entre terrorismo y violencia política. Consideremos la masacre realizada en los juegos olímpicos de Munich en 1972 por la organización palestina Septiembre Negro: ¿no eran acaso los atletas israelíes completamente inocentes? Desde el punto de vista de Septiembre Negro no lo eran. Ellos eran representantes del Estado de Israel. Esta representación le proveía a Israel mayor credibilidad internacional y, al participar en un evento de estas características, se confirmaba la legitimidad de su existencia. Desde el punto de vista de los terroristas los atletas eran otro accesorio del estado criminal sionista.

El concepto de terrorismo cuenta con al menos tres perspectivas distintas: la del terrorista, la de las víctimas y la del público en general. Los terroristas no se ven a sí mismos como criminales sino en la mayoría de los casos como justicieros. Por su parte, las víctimas ven al terrorista como un asesino a quien no le importa la vida humana. La opinión del público en general es menos estable; gran parte de la opinión pública –principalmente en aquellos lugares lejanos al conflicto- suele ver al terrorista como una especie de Robin Hood que arriesga su vida a fin de luchar por una causa que considera justa. Este punto de vista que favorece al terrorista se ha convertido en una parte integral de la guerra psicológica del terror.

La extrema flexibilidad y adaptabilidad del concepto de terror ha contribuido a generar una gran confusión con el correr del tiempo. Aquellos que desean quebrar, reordenar o destruir el status quo han buscado continuamente nuevas y creativas formas para llamar la atención y lograr sus objetivos. Los cambios en las tácticas y técnicas terroristas han sido significativos, pero más significativo ha sido el crecimiento en el número de casos y contextos en los cuales el terror ha sido utilizado.

Terror y simbolismo: ¿Cómo elegir una víctima?

La efectividad de un acto terrorista no reside en el acto propio sino en la reacción del público y del gobierno a este acto. Por ejemplo, en el asesinato de los atletas israelíes en 1972, si bien los 11 atletas fueron las víctimas inmediatas de Septiembre Negro, el verdadero objetivo fueron los mil millones de personas que estaban observando el evento desde diferentes lugares del planeta. La organización Septiembre Negro utilizó a la gran audiencia de los Juegos Olímpicos para publicitar su punto de vista sobre el conflicto palestino-israelí; de forma similar podemos interpretar que los continuos ataques palestinos a los asentamientos judíos en Gaza no tenían como objetivo solamente asesinar colonos sino lograr la salida de Israel de ese territorio invadido.

Ideología y motivación generalmente influyen en el tipo de acción que llevará el grupo a cabo y, fundamentalmente, en la cantidad de vidas que se cobrará. Los grupos terroristas seculares o no religiosos generalmente seleccionan objetivos muy específicos a fin de lograr un objetivo político. Esto requiere muchas veces mantener un bajo número de víctimas a fin de no dañar la imagen pública del grupo, intentando mostrar la causa del mismo como justa y legítima. Limitando sus ataques, estos grupos también evitan exponer sus cómplices políticos y sus patrones económicos.

En contraste con estos grupos, las organizaciones fundamentalistas religiosas generalmente intentan cobrarse la mayor cantidad de víctimas posibles. Debido a su apocalíptico marco de referencia, la pérdida de la vida es completamente irrelevante: cuanto más víctimas mejor. Incluso la pérdida de miembros de las organizaciones es prácticamente un detalle ellas, ya que estas muertes son las que según sus creencias llevarán a la victoria, y estos mártires obtendrán un estatus especial en el más allá. También las víctimas colaterales de las acciones terroristas, que generalmente no creen en la causa, merecen la muerte por su falta de fe. El objetivo de estos grupos es generalmente causar el mayor daño posible y generar una respuesta del enemigo que amplíe el conflicto.

Como hemos observado, las víctimas de las acciones terroristas generalmente definen el tipo de grupo que las lleva a cabo. Los grupos terroristas seculares con objetivos sociales o políticos generalmente elegirán objetivos cargados de simbolismo: personalidades políticas, oficinas gubernamentales, bancos, aerolíneas nacionales, corporaciones. Es decir, instituciones o personas directamente ligadas al orden social establecido. Por otro lado, los grupos terroristas religiosos, si bien buscan también el efecto simbólico, intentan lograr un mayor número de víctimas y daño físico.

Una forma de simbolismo utilizada por ambos tipos de organizaciones es llevar a cabo acciones terroristas en fechas especiales, tales como aniversarios, conmemoraciones o fechas religiosas.

Es sumamente difícil elaborar una definición en la que estén de acuerdo la mayoría de los miembros de la comunidad internacional. Sin embargo, no cabe duda que una lucha eficaz, moral y justa contra este fenómeno requiere una definición que esté basada en las leyes sancionadas por esa misma comunidad. Estas leyes y convenciones, estipuladas en las convenciones de La Haya y Ginebra, determinan qué está permitido y qué no en las guerras convencionales entre naciones. Estas leyes indican básicamente que el daño a soldados durante las guerras es un mal necesario y por lo tanto permitido, pero el daño deliberado a civiles está absolutamente prohibido. Este principio relacionado al conflicto entre dos estados puede ser extendido a conflictos entre organizaciones no gubernamentales y estados y es lo que diferencia a "guerrilla" de "terrorismo", siendo la guerrilla el uso de violencia por un grupo no oficial contra fuerzas militares y no civiles.

Es importante diferenciar en estos casos entre fines y medios. Si bien los fines de un grupo guerrillero y uno terrorista pueden ser similares o incluso iguales, los medios son diferentes. Las guerrillas no atacan civiles deliberadamente mientras que los terroristas lo hacen. Por lo tanto, la afirmación de que un terrorista es un "luchador por la libertad" quedaría completamente eliminada, dado que no hay ningún mérito en luchar por la libertad mediante la eliminación de libertades de otro grupo.

El gran problema de la lucha contra el terrorismo reside, en parte, en que esta lucha sufre de un relativismo cultural que impide una verdadera coordinación internacional. El verdadero mundo libre debe tener en cuenta que el relativismo cultural aplicado al terrorismo sólo generará más terrorismo.

La lucha por la definición de terrorismo no es menos complicada ni peligrosa que el fenómeno mismo, pero cuanto antes se pongan de acuerdo los países en una definición aceptable por todos, más rápido se podrá comenzar con la verdadera lucha contra este flagelo.

miércoles, junio 07, 2006

La Operación Babilonia y la Amenaza Iraní

A 25 años del bombardeo a Osirak

En el contexto de la amenaza iraní, conviene volver a aquel ataque de la Fuerza Aérea israelí al reactor nuclear iraquí Osirak, en 1981, y analizar sus consecuencias, proyectadas como luz y sombra sobre lo que ocurre hoy.

“Todo arte militar se resume a la mera prudencia cuyo principal objetivo es prevenir que el frágil balance se incline en nuestra desventaja y que la media guerra se convierta en una guerra total”
Carl Von Clausewitz, Sobre la Guerra, 1911
Desde que la bomba atómica fuera lanzada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945, el mundo es consiente del peligro en el que la carrera atómica coloca a la humanidad. La capacidad de destruir la civilización que ha dado al hombre el poder atómico ha generado diferentes iniciativas a fin de evitar la proliferación de este tipo de armamento.

Hace 25 años, el 7 de junio de 1981, Israel llevó a cabo el primer ataque preventivo contra instalaciones nucleares. Noventa minutos fue el tiempo que necesitaron los más avanzados aviones de guerra de la Fuerza Aérea Israelí para partir desde Israel, atravesar territorio jordano y saudita y arrojar sobre las instalaciones nucleares de Osirak 16 toneladas de explosivos que en exactamente dos minutos convirtieron los delirios atómicos de Saddam Hussein en una pila de escombros. Catorce aviones tomaron parte del ataque, ocho F-16 Falcon cada uno dotado de dos bombas de 1000 kilogramos y seis F-15 Eagle cuyo objetivo era escoltar a los primeros.

La destrucción del reactor Iraquí “Tammuz” de origen francés tomó por sorpresa a la comunidad internacional, diferentes tipos de reacciones se observaron: el mundo criticó, Irak no reaccionó y Estados Unidos se enfadó.

Hasta ese momento pocas personas habrían imaginado que un país atacaría a otro a fin de impedir la construcción de reactores nucleares. La discusión sobre el derecho israelí a realizar este ataque, 25 años después, es prácticamente irrelevante, pero, una de las consecuencias más importantes de este ataque es la toma de conciencia de los diferentes países sobre la vulnerabilidad de las instalaciones nucleares frente a ataques convencionales.

Hoy en día, tras dos guerras en el Golfo, el ataque israelí se ve muy diferente. Conocemos los deseos nucleares del ex dictador iraquí, las violaciones sistemáticas a los derechos humanos que perpetró durante años, las miles de personas que eliminó con métodos más que brutales y sus características megalómanas.

Los Indicios

“(Osirak)…El primer intento árabe para obtener armas nucleares”
Saddam Hussein, 1975

“Los árabes deben obtener una bomba atómica”
Naim Haddam, 1977.
Miembro del Comando Central Revolucionario Iraquí

Si bien las señales dadas por los dirigentes iraquíes eran bastante claras, la decisión israelí de destruir el reactor fue tomada basándose en cinco indicios de los objetivos iraquíes:

  • El interés iraquí de comprar a Francia un reactor de gas-grafito capaz de producir plutonio, a pesar de los elevados costos de producción del mismo.

  • La compra de un Reactor de Testeo de Materiales de 70 megawatts, algo muy extraño para un país que no produce reactores de electricidad.

  • La insistencia iraquí en que el reactor de Osirak fuera abastecido por un 92% de uranio enriquecido en lugar de combustible “caramelo”.

  • La compra de 250 toneladas de uranio natural, que a menos que se deseen producir armas nucleares no tiene mucho sentido.

  • La compra de “células-calientes” para simuladores de separación de plutonio.

Las relaciones atómicas entre Francia e Irak tuvieron sus comienzos en un acuerdo de cooperación nuclear firmado durante la visita de Jacques Chiraq a Bagdad en 1974. En 1976 Francia construyó para Irak el Centro de Investigación Nuclear que poseía un reactor Osiris (llamado luego Osirak – Osiris+Irak). El reactor Osiris estaba diseñado en un principio como un Reactor para el Testeo de Materiales (MTR), cuyo objetivo era comprobar cómo reaccionaban los materiales usados para la construcción de plantas de energía nuclear frente al “bombardeo” de un gran flujo de neutrones.

Los materiales comprados por Irak a Francia para su reactor MTR parecen ser una pobre opción para un programa nuclear con fines pacíficos, especialmente teniendo en cuenta que Irak no poseía plantas de electricidad nuclear.

Dada la alta capacidad que poseía Osirak para generar un gran flujo de neutrones, la Comisión Israelí de Energía Atómica observó que de esta forma este reactor podría producir entre 7 y 10 kilogramos de plutonio anualmente.

Si bien la mayor parte de las discusiones dentro del gobierno israelí que llevaron al ataque contra Osirak aún permanecen secretas, se sabe que la decisión no fue unánime. Entre los que apoyaron el ataque se encontraban el entonces premier Menajem Beguin, el ministro de Relaciones Exteriores Itzjak Shamir y el ministro de Agricultura Ariel Sharón. El principal opositor a la idea era el líder de la oposición Shimón Peres.
Implicancias estratégicas

Si bien el racional frente a la destrucción de una planta atómica de un país enemigo se basa en la necesidad de evitar que el país enemigo obtenga armas nucleares hay otros motivos también importantes.

A fin de desbalancear las capacidades de los países en el momento de ir a una guerra el ataque a fuentes de energía es de suma importancia, para lograr este fin nada mejor que atacar plantas eléctricas, esto se ha podido observar en la invasión israelí a Líbano en 1982, durante la guerra Irak-Irán, en Vietnam, Corea y durante la Segunda Guerra Mundial.

Otro motivo para destruir instalaciones nucleares es que éstas representan una de las mayores concentraciones de capital invertidas por un país en su propio territorio.

El motivo más importante en el caso de Israel fue mantener la supremacía militar en la zona y seguir ostentando allí el monopolio nuclear, siendo ésta una de las principales formas de disuadir a sus enemigos de posibles ataques. El interés por mantener la supremacía nuclear tenía en cuenta la posibilidad de que a largo plazo esta fuera la única ventaja del estado judío frente a sus enemigos árabes, una vez perdida la superioridad convencional en Medio Oriente.

El mito de Osirak

El mito del gran logro israelí en el ataque a Osirak se basa en dos premisas: 1) el ataque demoró sustancialmente la adquisición de armas nucleares por parte de Irak; 2) todo logro obtenido en Osirak podría ser repetido en operaciones futuras. Ninguna de los dos objetivos fue completamente alcanzado por medio del ataque. En el caso del primero, la Guerra del Golfo de 1991 tuvo como uno de sus objetivos verificar los depósitos de armas e instalaciones subterráneas iraquíes. En cuanto al segundo objetivo, la actual situación en Irán, que analizaremos a continuación, demuestra que no es tan simple repetir un ataque de este tipo.

El exagerado éxito que se le atribuyó a la destrucción de Osirak es otro de los ejemplos históricos donde ha quedado demostrado que el intento de desarticular proyectos atómicos, químicos y biológicos por medio de ataques preventivos no resulta particularmente eficaz a largo plazo. Durante la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, tres ataques comando y un bombardeo con un B-17 fueron sólo parcialmente efectivos en de destruir el programa nuclear alemán, que sólo tras la invasión del Día D pudo ser desbaratado completamente.

Irán e Irak han atacado mutuamente sus plantas durante la década de los '80s, sin generarse daños significativos. En el caso de Irak, durante 1991 la coalición militar liderada por los Estados Unidos lanzó 971 ataques aéreos contra ese país. Cuando estos ataques fueron evaluados por el ejército norteamericano, éste declaró que “El objetivo de eliminar las capacidades no convencionales iraquíes no fue alcanzado por los ataques aéreos; la mayor parte de las instalaciones no fueron alcanzadas”. Los ataques aéreos de 1993 y los mil ataques lanzados en 1998 durante la operación Zorro del Desierto no lograron eliminar las instalaciones iraquíes, demostrando que los logros de la Operación Babilonia no pueden ser repetidos.

Paradójicamente, podemos observar la destrucción de Osirak como un modesto esfuerzo a fin demorar la amenaza nuclear que pende sobre Israel. La conclusión operacional de esta interpretación es la falta de capacidad de evitar la proliferación nuclear en la zona, especialmente mientras Israel signifique un peligro a los ojos de sus enemigos. Quizás sea más eficaz la adopción de medidas que retrasen la adquisición de este tipo de armamento.

La pregunta que deberíamos formularnos es: ¿qué se realizó durante el tiempo ganado mediante la destrucción de Osirak?

Este tiempo debería haber sido utilizado para impulsar los acuerdos de paz en la región a un ritmo superior al del avance nuclear. De esta forma Israel estaría seguro de que su existencia no corra riesgos a pesar de que sus vecinos árabes obtengan capacidad nuclear.

Probablemente la proliferación nuclear en Medio Oriente sea inevitable. Hubiera sido preferible que ésta se concretara luego de que los problemas entre árabes e israelíes estuviesen resueltos o, al menos, el conflicto estuviera controlado. En este caso, una crisis nuclear entre ambos bandos tendría menos posibilidades de producirse.

En una conferencia de prensa tras el ataque a Osirak, el primer ministro Menajem Beguin calificó el ataque como parte de una doctrina preventiva que sería aplicada por el estado hebreo sólo contra sus enemigos. Esta declaración implicaba que Israel no actuaría contra Egipto en ese momento ni contra Jordania hoy en día. Si el proceso de paz continuara entre el mundo árabe e Israel, cada vez menos países serían considerados como “enemigos”, y la amenaza nuclear sería cada vez menor. Si el tiempo ganado por medio de la destrucción de Osirak hubiera sido utilizado para obtener la paz con la mayor cantidad posible de países árabes la operación del 7 de junio hubiera sido más que justificable.

Irónicamente, el ataque a Osirak prueba haber sido un excepcional logro táctico, obtenido a costa de los intereses del país a largo plazo.

El ataque sólo fue una amenaza temporal a las aspiraciones nucleares árabes. Este también dio a los países árabes nuevos motivos para intentar obtener capacidad nuclear. Mientras que los resultados finales aún son desconocidos, el bombardeo demuestra el miedo y las reacciones que caracterizan a Medio Oriente, una región que hoy vive un futuro nuclear muy incierto.

Irán: ¿Atacar o no atacar...?, esa es la cuestión

La doctrina preventiva utilizada por Israel debe ser analizada en el contexto de costos versus ganancias. En este contexto es difícil concluir si la destrucción de Osirak fue positiva. Una de las consecuencias del ataque israelí a Osirak es el hecho de que hoy en día no se construyan más plantas nucleares en Medio Oriente sobre el nivel del suelo. Las plantas iraníes son subterráneas y por eso es tan difícil saber dónde están. He aquí donde observamos los resultados negativos del ataque a Osirak.

Si bien Israel pudo destruir el reactor iraquí, hoy en día es particularmente incierto si el estado judío puede aplicar la misma táctica contra Irán.

Los analistas, especialmente los medios de prensa que buscan titulares, se refieren al ataque de Osirak como un antecedente razonable para esperar un ataque israelí sobre Irán, pero un análisis más profundo delata que este precedente es completamente irrelevante frente al caso iraní. Los principales motivos son los siguientes:
El reactor iraquí era un objetivo único, claramente identificado y poco defendido.

El ataque se llevó a cabo en una forma completamente sorpresiva y sin la propaganda que un posible ataque israelí a Irán cuenta en estos días en la prensa.

El ataque a Osirak se realizó durante la guerra Irán-Irak, cuando Israel no estaba siendo altamente vigilado por esos países.

Si bien el presidente iraní no aparenta ser un gran simpatizante de la “entidad sionista”, debemos tener en cuenta que no es Israel el único país que debe preocuparse por esta situación. Los misiles Shiab 3 no sólo amenazan a Israel sino también a todos los países del Golfo, productores de petróleo. El desarrollo del misil Shiab 4 de largo alcance amenaza fundamentalmente a Europa Occidental, es decir, si Irán deseara atacar solamente a Israel, no desarrollaría este misil. Irán intenta convertirse en una superpotencia militar, no sólo para amenazar a Israel sino para amenazar a todo el mundo occidental.

No existe ningún indicio de que Irán desee atacar primero a Israel o algún otro país. Irán, al igual que otros gobiernos islámicos de la región ha usado el conflicto palestino-israelí y específicamente la situación en los territorios ocupados por Israel, con fines netamente publicitarios. Raramente, sin embargo, ha hecho algo concreto para ayudar realmente a los palestinos. No sería lógico que Irán lanzara un ataque contra Israel –que posee como mínimo 300 armas nucleares y sofisticados misiles que fácilmente podrían destruir Irán– a fin de defender a los palestinos, teniendo en cuenta que muchos de ellos también morirían. Pero, un ataque israelí daría motivos suficientes para venganza.

Uno de los mayores elementos de disuasión israelí es su sistema de defensa. El Estado de Israel es el único que posee un sistema antimisiles en funcionamiento, el Flecha 2. Si bien no es completamente impenetrable, aún permite interceptar con alto grado de éxito un posible ataque, brindándole a Israel la capacidad de responder efectivamente a sus agresores. Las respuestas de Israel pueden ser muy variadas, desde convencionales a “no tan convencionales”. Esperemos que no debamos averiguarlas.

Israel, definitivamente, no se encuentra solo frente a la amenaza de Teherán. Los objetivos en Irán están dispersos en diferentes lugares subterráneos del país, camuflados y vigilados. Los ejemplos históricos demuestran que incluso una campaña de bombardeo masivo como la realizada por los aliados contra Alemania durante la Segunda Guerra Mundial no siempre logra paralizar a una maquinaria de guerra organizada sino que puede incluso acelerar la producción. Una acción militar tan complicada no parece ser una opción viable, necesaria ni recomendable para Israel a pesar de su gran capacidad militar y experiencia.

Teniendo en cuenta estas realidades, ¿por qué debe Israel voluntarizarse para “salvar” al mundo libre en lugar de mantener un perfil bajo?

jueves, marzo 30, 2006

Elecciones 2006: Crónica de un resultado anunciado

Los resultados de las últimas elecciones representan la decisión de los israelíes de poner fin al conflicto con los palestinos y ocuparse de sus asuntos domésticos, en especial los socio-económicos.

Las últimas elecciones para la Knesset fueron, al igual que el proceso que sufrió el mapa político israelí en los meses previos a las mismas, claramente atípicas. Una serie de eventos completamente inesperados, como la victoria de Amir Peretz en las internas de Avodá, la creación de Kadima, la posterior enfermedad de Sharón y el poco interés de la altamente politizada ciudadanía israelí en estos comicios fueron elementos determinantes en el resultado de las mismas.

Varios factores preocupantes pueden ser vistos a través de los votos, factores que nos demuestran diferentes fenómenos que están ocurriendo dentro de la sociedad israelí, una sociedad que cambió su forma de votar, que dijo no a los tradicionales partidos políticos israelíes y al diálogo con los palestinos, una sociedad que se preocupa por la situación económica del país por primera vez en 30 años. ¿Estaremos frente a un nuevo tipo de juego político en Israel? Quizás sí, aunque lamentablemente sólo dos tercios del país estén interesados en este juego.

Con grandes perdedores pero sin grandes ganadores, las elecciones del 2006 básicamente reflejaron la falta de lealtad de los votantes a sus partidos tradicionales. Las razones pueden ser varias: quizás la ausencia de los líderes mitológicos, o la fractura del Likud que llevó a la creación de Kadima y alejó a Sharón de su partido, el controversial cambio dentro de Avodá, que llevó a Simón Peres a abandonar su agrupación y por primera vez colocó a un líder sefardí a la cabeza de este partido, y la salida de Iosef Lapid de Shinui del centro del mapa político israelí. Todo ello sin duda dejó a muchos de los votantes sin un techo ideológico, a la deriva entre diferentes propuestas, la mayoría de ellas no muy claras ni realistas, propuestas que llevaron a que sólo un 62% de la población se tomara el trabajo de ir a ejercer el derecho civil y expresar su opinión. Democracia en crisis, falta de ideologías y compromiso, decepción y falta de interés, son algunas de las conclusiones que podemos obtener luego de estas elecciones.

Kadima: mucho ruido y pocas nueces

Las encuestas previas a las elecciones mostraban a Kadima como el indiscutido ganador por amplia mayoría. Kadima ganó, pero solamente obtuvo 28 lugares en la Knesset, un número que indudablemente debe de haber decepcionado a los miembros del partido, quienes deberán hacer grandes concesiones a sus futuros socios políticos a fin de lograr una coalición gubernamental estable.

Ehud Olmert puede considerar estas elecciones como una gran victoria, una victoria personal. Este político prácticamente desconocido en la comunidad internacional, que en las elecciones pasadas entrara a la Knesset en el lugar 33 del Likud, muy abajo en la lista, nunca podría haberse imaginado ni siquiera en sus más ambiciosas fantasías que tres años más tarde tendría la responsabilidad de formar la próxima coalición gubernamental y ser el Primer Ministro del Estado de Israel. Olmert es un político discutido dentro de la sociedad Israelí, con un pasado que genera muchas opiniones contradictorias en la ciudadanía, principalmente entre los habitantes de Jerusalén, de la que fue por varios años intendente. Ahora se encuentra a la cabeza del partido más grande de Israel gracias a la inestabilidad política que reina en Medio Oriente y a las casualidades del destino.

Olmert es también el primero en la lista de una agrupación nueva, pero que reúne a muchos políticos de diferentes partidos tradicionales. Algunos de ellos se destacan por su pasado corrupto pero, al parecer, en Israel versión 2006 este tipo de pasado no imposibilita ser miembro de la Knesset. Otros se caracterizan por su inexperiencia y algunos pocos por sus habilidades para gobernar.

Kadima se encuentra frente al desafío de cumplir el ambicioso plan de Ariel Sharón: salida parcial de los territorios y delimitación de los límites definitivos del Estado de Israel. Todo esto será realizado hasta el año 2010, gracias a una palabra que llevó a este grupo de políticos a la victoria: unilateralidad.

Kadima y el fin del proceso de paz

Unilateralidad es la clave de este nuevo partido. Se terminó la era de las negociaciones, las mesas de diálogo, la cooperación y la búsqueda de dos estados para dos pueblos. Ariel Sharón fijó de modo claro, por medio de la salida de Gaza, nuevas reglas de juego para la región. No más conversaciones, Israel decidirá lo que es bueno para Israel y actuará de acuerdo a estas consideraciones. Lamentablemente, lo que es bueno para Israel en general no es bueno para los palestinos. Este juego dialéctico nos lleva la mayoría de las veces, con el correr de los años, a darnos cuenta de que lo que no es bueno para los palestinos al fin de cuentas tampoco es bueno para Israel.

Kadima planteó un mensaje que el público israelí finalmente aceptó. Debido a sus orígenes de derecha, logró introducir en la conciencia de la mayoría de la población un paradigma que la izquierda israelí hace años que viene planteando: la contradicción entre los intereses geográficos y los intereses demográficos del Estado judío. Dado que el proyecto de Estado judío que incluye a los asentamientos depende de la ocupación de territorios donde la gran mayoría de los habitantes son palestinos, la mayoría de la población judía en el Estado de Israel se ve claramente comprometida, así como también lo están las características democráticas del Estado. Pues ello lo convierte en un estado colonialista, opresor, y donde los derechos humanos son violados sistemáticamente en nombre de esta sangrienta visión del Gran Israel. En pocas palabras, el hecho de que la mayoría de la gente que habita entre el Mediterráneo y el Río Jordán sean dentro de pocos años no judíos, en definitiva imposibilita la existencia de un Estado judío democrático que domine todos estos territorios.

La idea planteada por Olmert de retiradas unilaterales, junto con la barrera de separación alterará drásticamente el mapa demográfico de la región, pero no solucionará el conflicto con los palestinos. Hamás ya declaró que no aceptará retiradas unilaterales de Israel, pero bueno si se trata de unilateralidad ¿por que debe escuchar Israel a Hamas? Demográficamente la barrera rodeará 48 asentamientos internacionalmente considerados ilegales y contendrá a 171.000 colonos dentro de los nuevos límites de Israel. De esta forma el gobierno evitaría evacuar al 87% de los colonos que habitan en territorios ocupados, obteniendo así una clara mayoría demográfica dentro de sus nuevas fronteras unilaterales y debiendo buscar solución sólo para 52.000 colonos que habría que evacuar.

Desde el punto de vista estratégico, lo más preocupante para un futuro proceso de paz es que el trayecto de esta barrera dejará dividido a los territorios bajo mandato palestino en 5 áreas (incluyendo la Franja de Gaza), áreas prácticamente aisladas unas de otras que imposibilitarán la creación de un estado palestino.

Quizás aquí reside la grandiosidad del plan que el mismo Sharón dibujó. Es poco factible que este dato no haya sido tomado en cuenta por los arquitectos del mismo, y nuevamente debemos recordar que ya hemos experimentado que lo que no es bueno para los palestinos tampoco lo es para nosotros.

En realidad, este plan de Desconexión es paradójicamente un retroceso para el proceso de paz. Por un lado, Kadima ha logrado convencer a los votantes de que puede eliminar el “problema palestino” colocándolos detrás de una pared. Sin embargo, al mismo tiempo, abandona todo tipo de diálogo y negociación, dando fin a una era que comenzara a principios de los años '90. Kadima puede desear moverse hacia delante, pero ciertamente este tipo de política llevará a Israel hacia atrás.

El poder de los pobres

Una de las características centrales de estas elecciones fue la importancia que adquirieron en ellas los temas sociales. Varios resultados centrales demostraron la importancia que tuvo la deteriorada situación social del país para los electores en el momento de emitir sus votos.

El sorpresivo resultado obtenido por Guil (siglas de Jubilados de Israel a la Knesset), el partido de los jubilados, y el relativamente buen resultado que logró Avodá, demuestran que la agenda social fue central en estas elecciones.
Como hemos, dicho la primera gran sorpresa fue el apoyo que obtuvo el partido de los jubilados, que por primera vez contará con bancas en la Knesset. Su líder no cumple con el modelo de jubilado que tenemos en nuestras mentes. Rafi Eitán, en efecto, es un ex líder del Mossad y del Shin Bet, estuvo encargado del secuestro de Adolf Eichmann en los '60, ha sido un exitoso hombre de negocios, goza de una pensión de 4.000 dólares mensuales, y tiene prohibido el ingreso a los Estados Unidos debido a sus actividades pasadas. Ahora, se ha rodeado de un grupo de jubilados, algunos de los cuales también cuentan con un pasado exitoso, a fin de mejorar los derechos de la gente de la tercera edad en Israel. Desde el punto de vista teórico, este es un claro ejemplo de un partido que se interesa en un solo tema central, y no intenta dar soluciones a todos los problemas del país como los partidos grandes.

El logro de Avodá, que centralizó su campaña en cuestiones sociales y no alrededor del conflicto palestino israelí, dejaron en claro que la ciudadanía desea un país donde las clases económicamente menos favorecidas estén contenidas bajo la protección del estado benefactor. Ello fue acompañado por el rotundo fracaso de Likud, liderado por Biniamin Netanyahu, principal responsable de los duros recortes sociales realizados en la era Sharón.

Gran parte de los votantes de Likud saldaron la deuda que tenían con el líder que les produjo enormes quitas de dinero de subsidios y ayuda gubernamental, llevando a este partido a su mayor fracaso en la historia. El Likud perdió así su rol como líder de la derecha israelí. Esa batuta ha quedado en manos ahora de Avigdor Lieberman, líder de Israel Beiteinu.

Una costosa coalición

Los 28 puestos en la Knesset logrados por Kadima se encuentran bastante por debajo de las expectativas de sus gestores. Si bien podrá formar una coalición gubernamental con partidos que le permitan llevar a cabo, o al menos intentar, su plan de desconexión, el precio que deberá pagar para obtener socios será extremadamente alto, quizás demasiado alto para una economía que recién está saliendo de un duro período de recesión.

Los socios potenciales de Kadima serían justamente aquellos partidos políticos que durante la campaña presentaron una fuerte plataforma social: Avodá, Guil (el partido de los jubilados) y Shas (partido religioso sefaradí).

Avodá está interesado en conseguir logros económicos para las clases más afectadas del país. La campaña de Amir Peretz se basó en promover la poco factible idea de elevar el salario mínimo a mil dólares, una suma que daría un duro golpe a las arcas del estado y a los pequeños y medianos empleadores del sector privado. Es de suponer que Olmert deberá realizar otro tipo de concesiones económicas a este partido.

En cuanto a Guil, para tener éxito, al menos parcialmente, durante el próximo período legislativo, Olmert también deberá destinar fondos a este sector de la población israelí que tan mal e injustamente ha sido tratado por los sucesivos gobiernos del país.

Shas, lamentablemente, también se ha caracterizado por la profunda corrupción de algunos de sus miembros. Ahora tendrá una nueva oportunidad de encontrarse dentro de una coalición. La formula es muy simple: enormes sumas de dinero para sus Ieshivot comprarán el apoyo de este partido para cualquier resolución que quien pague desee aprobar. ¿Será posible afrontar todos estos gastos y mantener una economía estable? ¿Podrá Israel continuar con la costosa construcción de la valla e indemnizar a aquellos colonos que desaloje mientras mantenga una economía con tintes socialistas? Estos problemas deberán ser tenidos seriamente en cuenta por Olmert antes de elegir a sus socios. Quizás comprando el apoyo de estos partidos pueda llevar a cabo su plan político.

Avodá modelo 2006

Amir Peretz, quien en las pasadas elecciones fuera líder de un marginado partido que sólo logró obtener tres mandatos para la Knesset, logró esta vez vencer al mitológico segundo de la política israelí: Shimón Peres. Esta victoria generó un rotundo cambio en la línea del Laborismo (Avodá) que, como está dicho, focalizó su campaña en los temas sociales que preocupan a la sociedad israelí, y ya no en el conflicto con nuestros vecinos. Quizás la mayor sorpresa para los miembros de esta agrupación tradicionalmente ashkenazi fue encontrarse con un líder de ascendencia oriental. Este factor, lamentablemente, pudo haber influenciado en que algunos votantes tradicionales de Avodá abandonaran este partido.

Avodá entrará en una coalición con Kadima básicamente con un interés muy claro: mejorar las condiciones sociales de los ciudadanos. Sin embargo, no menos importante sería que este partido adquiera un rol de vigilante de la paz. Como hemos observado, Kadima aboga por pasos unilaterales. Por eso, quizás la importancia suprema de la participación de Avodá en la coalición gubernamental resida en ser el que constantemente le recuerde a Ehud Olmert que los problemas deben ser solucionados y no escondidos detrás de una gran pared de hormigón.

Avodá y principalmente su actual e inexperto líder populista deben recordar que Itzjak Rabin y Shimón Peres han sido sus grandes líderes en las últimas décadas y que éstos buscaron la solución del conflicto por medio del diálogo con nuestros enemigos. Si bien es mejor salir de los territorios, incluso unilateralmente, antes que dominarlos violando los derechos de las personas que los habitan, Avodá es responsable de recordarle constantemente a Olmert que el camino hacia la paz es aspirar a la solución definitiva del conflicto.

El martes, la mayoría de los israelíes que desearon ejercer su derecho civil decidieron finalmente que Israel debe terminar con la ocupación de los territorios. Los motivos son muchos y muy diferentes, probablemente la mayoría de los votantes no se vieron inspirados en las premisas humanistas de la izquierda sino más bien en las duras lecciones que les dio la realidad: la violencia en los territorios ocupados, el terror, el aislamiento internacional y el problema demográfico del país. Estas elecciones reflejan las opiniones de un pueblo que está cambiando paulatinamente sus prioridades: preocupaciones económicas y materialistas, en lugar de delirios imperialistas; de militancia a pragmatismo; de nacionalismo egoísta a interdependencia. Ehud Olmert se convirtió en el nuevo premier israelí debido a estos cambios. Quizás tenga éxito en manejar y contener el conflicto palestino israelí, pero debe aspirar a conseguir la paz. Sin ella, el Estado judío habrá fracasado en obtener uno de sus mas ambiciosos objetivos.