lunes, junio 28, 2004

La valla y el Tribunal Penal Internacional

El fallo del Tribunal Internacional de La Haya, que determina la ilegalidad de la valla de separación construida por Israel, marca un nuevo hito en la lucha política del bando palestino en el conflicto.

Crónica de un veredicto anunciado

La deteriorada imagen del Estado judío sufrió otro importante golpe cuando el Tribunal Penal Internacional con sede en La Haya (TPI) dio su veredicto final sobre la cuestión de la Valla de Seguridad que está construyendo a fin de defenderse de los ataques terroristas.

A simple vista, sin profundizar en los detalles de la resolución, la primera reacción de autodefensa judeo-israelí sería argumentar que esta decisión es completamente pro-palestina y que definitivamente es otra demostración de la parcialidad de la comunidad internacional frente al conflicto palestino-israelí.

El fallo fue duro, contundente y muy claro: la valla es ilegal, no sólo que viola las leyes internacionales en lo que respecta a la construcción en territorios ocupados -algo que no ha preocupado a los gobiernos israelíes durante los últimos 40 años- sino que también se opone a los acuerdos -aceptados por Israel- estipulados en la Convención de la Haya de 1907 y en la Cuarta Convención de Ginebra de 1949, que determinan reglas humanitarias a cumplir.

El Tribunal Penal Internacional ordenó al Estado de Israel la demolición total de la parte construida de la valla y el pago de indemnizaciones a los damnificados.

Este veredicto que aparentemente nos tomó nuevamente por sorpresa y que significa otra derrota diplomática en el ámbito internacional y sobre todo en la opinión pública mundial, quizás podía haber sido evitado, de una forma efectiva, sin tener que justificar ante el mundo el porqué de la valla sino haciendo las cosas de la manera correcta desde un principio.


Víctimas y victimarios: un estatus muy codiciado en Medio Oriente

Dada la situación actual en Israel y en los territorios ocupados, las víctimas del conflicto tienen mayor apoyo internacional que sus victimarios. El mundo globalizado, defensor de la vida y los derechos humanos en el que vivimos se identifica con los primeros y condena a los segundos.

En el conflicto palestino-israelí ambos bandos son víctimas y victimarios, ambos sufren y generan sufrimiento en esta aparente tesis y antítesis de ataques mutuos, pero cuando se trata de la opinión pública internacional ambos bandos intentan estar en el codiciado y efectivo lugar de las víctimas a fin de apelar a su sensibilidad.

Siguiendo este principio el argumento de la diplomacia israelí ante la construcción de esta valla fue y es la imperiosa necesidad de autodefensa frente a los indiscutiblemente salvajes ataques terroristas de los diferentes grupos palestinos. Sin ninguna duda este objetivo es más que justificado y deja muy en claro la necesidad de la construcción, pero la diplomacia israelí no tomó en cuenta un pequeño detalle que en la ley es tenido en cuenta: “El fin no justifica los medios”.

Un correcto análisis y planeamiento de esta valla hubiera tenido que evaluar antes de implementar la construcción de la misma: “¿por dónde pasa el 'límite' de la auto-defensa?”, ¿hasta dónde puede un estado actuar para defender a su población de ataques? Este es el verdadero conflicto que se esconde tras el veredicto del Tribunal, los límites que estipula Israel es lo que realmente está en tela de juicio y no el derecho de estado judío a defenderse.

¿Decisión Política o Territorial?

Otro de los ejes de esta cuestión es la esencia de la construcción. Mientras que el gobierno israelí, apoyado por otras naciones occidentales, insiste en que la construcción es un tema netamente político y no desea establecer aspiraciones territoriales en Judea y Samaria, el lado palestino la define como un límite territorial.

Las vallas de seguridad ya han demostrado a Israel su efectividad. No debemos olvidar que Israel ya ha construido dos vallas que han demostrado la capacidad de defender a la población. Hace diez años luego de la retirada parcial de las fuerzas israelíes de Gaza se construyó una valla que rodea la peligrosa Franja y que demostró su eficacia en el ámbito militar, al reducir a casi nula la salida de terroristas desde allí, y en el ámbito político al no haber tenido oposición alguna en el trazado territorial de la misma. La segunda valla se encuentra en el norte del país, en la frontera entre el Israel y el Líbano de Hizballah; ésta también goza de las características de la valla de rodea a Gaza, evita incursiones y no sufre oposición alguna en el ámbito internacional. Quizás Israel tendría que haber seguido el exitoso modelo de estas dos vallas en lugar de implementar nuevas patentes, pero el costo político de una valla de las características de las dos anteriores hubiera sido muy alto para un gobierno de derecha. Cabe recordar que gobiernos de izquierda construyeron las anteriores.
Mientras que el gobierno israelí con el apoyo total de la Casa Blanca y también de los Demócratas americanos argumentan que este es un asunto político en el cual la ONU no tiene derecho a entrometerse, siendo un tema que sólo debe ser tratado en el marco de la Hoja de Ruta norteamericana, el Tribunal Penal Internacional lo consideró una cuestión con graves consecuencias territoriales.

Uno de los puntos más críticos en el veredicto es lo que el Tribunal denomina la creación de un “fait accompli” en el terreno constituyendo una anexión “de facto” de ciertos sectores de Judea y Samaria. Esta construcción, según el TPI podría convertirse en un futuro en un límite sin negociación quitándoles a los palestinos la posibilidad de establecer sus propios límites.

¿Podría haberse evitado?

Para la mayoría de los israelíes -cerca de un 80%- la construcción de esta valla de 630 Km. es completamente justificada a fin de detener el terrorismo palestino que se ha incrementado desde el comienzo de esta segunda intifada.
Si bien la construcción de la misma genera muchas diferentes opiniones, desde el punto de vista práctico ha demostrado reducir la cantidad de ataques terroristas palestinos.

Como ya lo hemos observado Israel ya ha construido otras vallas sin que despertaran semejante oposición en la comunidad internacional. Quizás debamos analizar, antes que nada, por qué esta oposición no surgió ni bien se comenzó a construir la parte norte de la misma. La respuesta es muy simple: este sector de la valla se construyó sobre los límites de la llamada Línea Verde -la línea de demarcación establecida después de 1948 entre Israel y Cisjordania-.

Debemos tener en cuenta que la mayor oposición del Tribunal es a la construcción dentro de territorios ocupados por lo que ella implica desde el punto de vista humanitario y territorial. La construcción de esta valla sobre la Línea Verde hubiera sin duda despertado menos -o incluso ninguna- oposición internacional, y quizás hasta el apoyo de la ONU, pero una construcción sobre ese límite, a pesar de ser no determinante -como lo declara el actual gobierno, para convencer a los opositores de aprobar el trazado de la misma- hubiera sido imposible de ser llevada a cabo por un gobierno de derecha, comprometido con sus electores, algunos de los cuales viven en Judea y Samaria.

La comunidad internacional y la consecuencias en la ONU

Como en casi toda resolución el juego político internacional es lo que determinará su cumplimiento y efectividad.

Este veredicto tiene nuevamente a los dos tradicionales bandos, los que apoyan a Israel y los que apoyan a los palestinos.

Entre los que apoyan a Israel, como era de esperar, cabe destacar la respuesta de los Estados Unidos, tanto la repuesta del gobierno como la de la oposición, los demócratas. Por parte del gobierno el vocero de la Casa Blanca, Scott McClellan, declaró que el gobierno norteamericano no considera que el TPI sea el foro apropiado para discutir un tema de carácter político.

Por su parte el Secretario de Estado Americano, Colin Powell, declaró que la valla ha demostrado su capacidad para disminuir la cantidad de ataques terroristas, por lo tanto la decisión de la ONU de tratar el tema en un Tribunal Internacional es inadecuada, siendo esta valla un método de defensa. Por el lado de los demócratas la senadora Hillary Clinton declaró que no ve sentido en que la ONU se oponga a esta valla ya que sólo es una respuesta no violenta al terrorismo y el candidato a Presidente, John Kerry, declaró estar decepcionado por la decisión del Tribunal.

Entre los opositores a la posición israelí podemos encontrar nuevamente al Viejo Continente, Europa. La Comisión Europea no demoró en afirmar que la Valla es ilegal y urgió a Israel a retirarse de los territorios ocupados y Jerusalem Oriental. En declaraciones hechas por medio de Javier Solana, la UE admitió que Israel tiene derecho a la autodefensa frente a los ataques terroristas, pero agregó que esto no le da derecho a confiscar tierras palestinas y causar daños humanitarios y económicos.

Según el TPI en caso de no acatar Israel el fallo la ONU deberá tomar las medidas necesarias para el cumplimiento del mismo.

Aún es muy temprano para saber si esta “recomendación” tendrá consecuencias prácticas para Israel.

Desde el punto de vista palestino, sin ninguna duda, este fallo significa uno de los más grandes logros en la lucha contra el Estado de Israel, y es el paso previo al pedido de sanciones.

Por el lado de los países europeos, si bien se oponen a la construcción de la Valla de Seguridad se encuentran frente a un dilema propio. En caso de que se lleve el tema a votación en la Asamblea General de la ONU, donde ellos constituyen un bloque importante y muy respetado, deberán -según sus declaraciones- votar a favor de las sanciones contra Israel, dañando así el plan de la Hoja de Ruta del que ellos son socios.

Por el lado de los Estados Unidos, teniendo en cuenta la posición del juez norteamericano en el TPI, es de suponer que vetarán toda moción de castigo a Israel que se presente en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Como podemos observar, si bien el daño real a la valla quizás no sea tan grande, el daño que le generó esta situación a la diplomacia israelí sí es muy importante, y es allí donde se deberá “reconstruir” la defensa israelí.

Si bien el falló del Tribunal Penal Internacional evalúa todos los daños que genera esta valla a los palestinos, es una lástima que no haya este “respetable” Tribunal al menos condenado el brutal terrorismo palestino al que se enfrenta diariamente la sociedad israelí, terrorismo apoyado, financiado y apañado por la gran parte de la dirigencia palestina y países como Líbano, Irán y Siria -entre otros- que son honorables miembros en la ONU. Quizás este tribunal debería haber tenido en cuenta que el derecho de los israelíes a sobrevivir al terror también es un derecho humano básico.