viernes, diciembre 15, 2006

Las hazañas de los halcones y la complicidad de las palomas

Hace poco más de un año vientos de cambio soplaban sobre Jerusalem. Noviembre del 2005 parecía ser un mes decisivo en la historia de Israel, dos grandes terremotos políticos prometían un futuro diferente para el país, un cambio de agenda, un cambio de prioridades. Como respuesta a las constantes revueltas internas que lo amenazaban en el Likud, Ariel Sharón decidió formar un nuevo partido, Kadima, esta nueva formación política sería la esperanza de muchos votantes en las siguientes elecciones, Kadima significa: “hacia adelante”, un futuro diferente, un cambio de políticas y la búsqueda de nuevas soluciones para el conflicto con nuestros vecinos. Por el lado de Avodá, en el mismo mes, Amir Peretz vencía en las elecciones internas del partido al legendario y mitológico número 2 de la política israelí, Shimón Peres. La victoria de Peretz daba nuevos colores al escenario político, finalmente un líder de la periferia, ex sindicalista con ideas socialistas, perteneciente al sector mizrahí (oriental) de la sociedad llegaba a un puesto clave dentro de Avodá, nada menos que presidente del partido y candidato a Primer Ministro.


Sin duda los cambios en Oriente Medio a veces son inexplicables y sorpresivos, muchos se entusiasmaron, otros se desilusionaron, Peretz, un ruidoso líder sindical sin experiencia en la “política grande”, ¿candidato a Primer Ministro? ¿No sería peligroso? ¿Sería posible? ¿Olmert quién entrara en la última Knesset (Parlamento) en el último puesto por Likud ahora sería el número uno?


En las siguientes elecciones realizadas el 28 de Marzo del 2006 el pueblo dio su veredicto, un Kadima liderado por Olmert, cuyas cualidades como líder eran muy discutidas, obtenía la mayoría de los votos y lo seguía Avodá de la mano del inexperto Amir Peretz. Israel se encontraba dentro de un experimento político que podría dar resultados muy exitosos o desastrosos... el resto es historia... una historia que intentaremos analizar brevemente.


Olmert prometió la retirada unilateral -por supuesto- de Cisjordania: “Israel no negociará con terroristas” decía el premier, “pero es del interés nacional salir de los territorios ocupadas”. Las mismas palabras utilizadas por su mentor político, Ariel Sharón, quién tampoco quiso negociar al retirarse unilateralmente de Gaza, llevando a la victoria posterior del peor enemigo de Israel en los territorios: Hamas. Es notable como los líderes del Estado muchas veces se niegan a aprender de las lecciones del pasado inmediato. Peretz por su parte dedicó todo su tiempo a romper las estructuras históricas de Avodá, trayendo a las filas del partido nuevas incorporaciones que demostraran a los votantes sus intenciones, seriedad y capacidad para dirigir el país. Sus objetivos principales serían fortalecer a las clases bajas, apoyar a los necesitados, mejorar la educación y la salud. Lamentablemente tras los comicios los objetivos socio-económicos de Peretz muy rápidamente fueron olvidados a cambio de intereses personales, y el inexperto líder político se empecinó en obtener el Ministerio de Defensa, sin tener en cuenta dos factores obvios: 1) sus reformas sociales y económicas podrían llevarse a cabo con mayor efectividad si él estuviera a cargo de una cartera económica o social, 2) quizás un líder sindicalista inexperto en asuntos gubernamentales no este preparado para tomar la cartera de defensa de un país que se encuentra en constante peligro. Si bien muchos somos los que vemos como algo positivo que el cargo de defensa se encuentre en manos de un civil, desafortunadamente aún este puesto crucial no puede quedar en manos de cualquier civil.


Los fracasos y los cambios


Tras casi 10 meses de gobierno muchas cosas pasaron en Israel: Peretz se olvidó de sus promesas sociales y fue irresponsable cómplice de una guerra que resultó ser un fracaso rotundo para el ejército y la política israelí, una guerra que no debería siquiera haber comenzado, un conflicto en el cual quedó demostrado que para que Tzahal salga a la guerra no se necesita un Ministro de Defensa, quién simplemente se desempeñó como una figura decorativa. El plan de retirada de Olmert se encuentra enterrado en algún oscuro cajón de su escritorio. Los palestinos que eligieron a Hamas ya no son relevantes para negociar. El presidente Sirio Bashar el Assad, a pesar de haber realizado llamados a negociaciones, tampoco es persona grata en Jerusalem.


¿A qué se dedica este gobierno?, ¿será que poseen una fórmula mágica para resolver conflictos que aún nadie conoce? ¿Cuál es la agenda política de una coalición que parecía tener tendencias socialistas y voluntad de retirarse de los territorios ocupados?


Tras casi 10 meses la situación política en Israel es más preocupante que nunca. Aparentemente el único interés de las dos personas más importantes del ámbito político israelí, Olmert y Peretz, es la supervivencia política, supervivencia a toda costa, utilizando incluso la “amenaza” iraní como excusa para ampliar la coalición gubernamental incluyendo a un partido político fascista como “Israel Beitenu” que promueve el “transfer” o la expulsión de los ciudadanos árabes. ¿Donde quedaron las promesas electorales del Primer Ministro?, ¿Dónde quedó la ideología socialista del Ministro de Defensa? ¿Donde está la voluntad de solucionar los problemas con nuestros vecinos si constantemente el gobierno se niega a negociar? ¿Dónde quedó la vergüenza de Avodá que es “cómplice” de un gobierno en el cual se encuentra una persona racista como Lieberman?, ¿qué soluciones puede brindar este gobierno dirigido por el dúo dinámico Olmert-Peretz, temerosos de perder sus trabajos, a los problemas en Israel?: quizás más ataques en Gaza, más asesinatos de palestinos, la construcción de un escudo antimisiles y un hermoso muro de hormigón donde todos los que se opongan al mismo puedan dibujar ante los ojos del mundo. Para obtener este tipo de soluciones los ciudadanos israelíes no votaron a Olmert ni a Peretz, para ese tipo soluciones radicales que sólo entierran más al Estado dentro de este conflicto y perjudican a las clases más necesitadas de la sociedad israelí, acentuando las diferencias económicas de una forma sin precedente la ciudadanía podría haberse conformado en las últimas elecciones con la dupla Netanyahu-Lieberman.


Esto no fue lo que se buscó con el voto


Los votantes israelíes no eligieron a Olmert debido a un amor excesivo y admiración hacia su persona, votaron por un cambio político, un nuevo rumbo una nueva esperanza, un camino de reconciliación y la demarcación final de bordes para el Estado de Israel. Los votantes israelíes no eligieron a Peretz para que sea cómplice de las políticas que se oponen a las negociaciones con los palestinos y Siria, para ver decenas de muertos palestinos e israelíes todos los días y para continuar construyendo en los territorios ocupados.


Un antiguo proverbio chino del siglo III a.C. dice: “los resultados de una guerra no se miden en base a lo que se destruyó en la misma sino en base a los que se construye sobre sus escombros”, ¿lograrán Olmert y Peretz construir algo que beneficie al país y no sólo a sus futuros políticos?


La democracia puede superar diferente tipos de dificultades -guerras, crisis económicas, desempleo, inseguridad– pero existe un escollo que no puede superar a largo plazo y es la desconfianza y pérdida de credibilidad en sus líderes. La culpa de esta crisis no la tiene la guerra del Líbano sino quienes nos introdujeron en ella y la condujeron, pequeñas personas inexperimentadas sobre quienes cayó una gran responsabilidad nacional.