Tras ser electa, cinco semanas atrás, la nueva líder de "Kadima", la Canciller Tzipi Livini intentó, sin éxito, satisfacer a los diferentes Partidos a fin de lograr formar gobierno, sus esfuerzos fueron en vano y fracasó. ¿El motivo?: Livini se negó a jugar bajo las reglas tradicionales de la política israelí, aparentemente se negó a vender sus ideales para aferrarse al codiciado puesto de Premier como lo hicieron tantos políticos que la precedieron.
Un gobierno sin mayoría
El NO de Livni llevará a la ciudadanía a las urnas a elegir entre diferentes líderes, pero hasta que esto suceda el país será gobernado por un "Gobierno sin mayoría". El lunes 27 de octubre comenzó la sesión de invierno de la Knesset, esta vez con la peculiaridad de que la coalición no tiene mayoría. Esta situación es particularmente peligrosa en un sistema partidario sectorial como el israelí, donde cada grupo puede intentar aprovechar esta pseudo-anarquía a fin de obtener presupuestos para financiar sus intereses particulares.
Un duro golpe al proceso de paz
Tal como lo declarara el dirigente Yossi Beilin: "La Knesset actual presenta una oportunidad excepcional para tomar decisiones cruciales". Es de suponer que una coalición como la actual no se repetirá tras las elecciones. Aún en el caso de que el Partido Kadima de Livni gane las elecciones, según las primeras encuestas, la diferencia a su favor no será amplia. El bloque izquierdista israelí se ve claramente debilitado, principalmente por la gran pérdida de mandatos que se espera ver en el partido de izquierda Avodá y la muy probable desaparición del "Partido de los Pensionados". A fin de poder llegar a una coalición, Livni, deberá en este hipotético caso, asociarse con "Shas" y otros grupos religiosos de derecha o incluso con el propio "Likud". Todos los partidos de los sectores religiosos y por supuesto, el propio Likud, niegan la posibilidad de una verdadera negociación que pueda llevar a un acuerdo de paz real tanto con los palestinos como con Siria. El sueño de Shimón Peres de una "paz regional", el mismo que Livni y Barak desean concretar, se verá nuevamente frustrado por el pragmatismo político y la falta de horizontes verdaderos.
Los principales partidos y las encuestas
A tres meses de las elecciones los principales partidos políticos se encuentran en la siguiente situación:
* Likud: El segundo candidato a lograr un triunfo electoral. Por el lado de Biniamin Netanyahu, líder de Likud, sus tácticas serán básicamente dos: por un lado debilitar a su principal enemiga política, Tzipi Livni, aduciendo que la Canciller carece de experiencia; y por otro lado adjudicarse la actual fortaleza de la economía israelí alegando que este fenómeno se debe a las medidas que él tomó al estar a cargo de la cartera de finanzas durante el gobierno de Ariel Sharón. Por supuesto que dicho alegato omitirá las terribles y salvajes consecuencias sociales que generó esta sangrienta política económica, siendo esta la época donde el índice de pobreza se disparó a cifras que el pequeño Estado judío nunca había visto: ¡Bibi lo hizo! Sólo la corta memoria del pueblo podría llevar a este audaz político nuevamente al poder, un poder tan ansiado por este líder que lo puede llevar a pagar altos precios económicos y a aceptar condiciones altamente desproporcionadas para lograr formar una coalición, fortaleciendo de esta forma el peligroso modelo político sectorial que amenaza a la democracia israelí.
* Avodá: por el lado de este golpeado Partido, que lleva ya casi una década sin encontrar un verdadero líder, las encuestas actuales indican que la caída del mismo es casi inevitable. La gran esperanza del Partido, Ehud Barak, cada día demuestra ser más un problema que una solución. Muy probablemente el resultado de las próximas elecciones signifique el fin definitivo de la carrera política de él.
* Shas: Si bien hoy las encuestas le otorgan a Shas 8 mandatos en la próxima Knesset, no debemos olvidar que los votantes de este Partido no apelan a su conciencia ni a su razón en el momento de votar sino que, lamentablemente, aceptan ciegamente la voluntad de su Todopoderoso Rabino, Ovadia Yosef. Por lo tanto, es de suponer que este Partido antidemocrático que participa en el juego democrático, tendrá bastante más bancas de las que se le adjudican hoy en día. Shas, un Partido cuya ideología política se ve altamente definida por los presupuestos que se le ofrezcan, declinó la propuesta de Livni de 950 millones de shekels, llevando a Israel a nuevas elecciones. Shas sabe que Netanyahu ofrecerá más. Lo que este partido no tiene en cuenta en estos momentos es que si en los próximos meses la crisis económica internacional golpea fuertemente a Israel, ningún gobierno podrá brindarle los desproporcionados fondos que suele pedir para "vender" su apoyo a la coalición.
Las influencias de las elecciones en los EE.UU.
Es de esperar que las elecciones en el principal aliado de Israel ejerzan algún tipo de influencia. Tradicionalmente, la sociedad israelí prefiere tener líderes que tengan excelentes relaciones con los presidentes americanos. Es de suponer que un triunfo de Barak Obama de algún tipo de ventaja a Livni, mientras que el triunfo de McCain beneficiaría a Netanyahu.
El pueblo deberá otra vez elegir líderes; líderes para un sistema que nuevamente demuestra fracasar frente a la peligrosa fortaleza de ciertos Partidos sectoriales. Cuando los intereses nacionales se ven empañados por los intereses sectoriales la mayoría pierde y una pequeña minoría gana. Quizás la medida de Livni no sea la más correcta analizándola desde un punto de vista maquiavélico, pero por primera vez en muchos años un líder decidió no pagar el alto precio pedido por el puesto de Premier.