miércoles, junio 07, 2006

La Operación Babilonia y la Amenaza Iraní

A 25 años del bombardeo a Osirak

En el contexto de la amenaza iraní, conviene volver a aquel ataque de la Fuerza Aérea israelí al reactor nuclear iraquí Osirak, en 1981, y analizar sus consecuencias, proyectadas como luz y sombra sobre lo que ocurre hoy.

“Todo arte militar se resume a la mera prudencia cuyo principal objetivo es prevenir que el frágil balance se incline en nuestra desventaja y que la media guerra se convierta en una guerra total”
Carl Von Clausewitz, Sobre la Guerra, 1911
Desde que la bomba atómica fuera lanzada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945, el mundo es consiente del peligro en el que la carrera atómica coloca a la humanidad. La capacidad de destruir la civilización que ha dado al hombre el poder atómico ha generado diferentes iniciativas a fin de evitar la proliferación de este tipo de armamento.

Hace 25 años, el 7 de junio de 1981, Israel llevó a cabo el primer ataque preventivo contra instalaciones nucleares. Noventa minutos fue el tiempo que necesitaron los más avanzados aviones de guerra de la Fuerza Aérea Israelí para partir desde Israel, atravesar territorio jordano y saudita y arrojar sobre las instalaciones nucleares de Osirak 16 toneladas de explosivos que en exactamente dos minutos convirtieron los delirios atómicos de Saddam Hussein en una pila de escombros. Catorce aviones tomaron parte del ataque, ocho F-16 Falcon cada uno dotado de dos bombas de 1000 kilogramos y seis F-15 Eagle cuyo objetivo era escoltar a los primeros.

La destrucción del reactor Iraquí “Tammuz” de origen francés tomó por sorpresa a la comunidad internacional, diferentes tipos de reacciones se observaron: el mundo criticó, Irak no reaccionó y Estados Unidos se enfadó.

Hasta ese momento pocas personas habrían imaginado que un país atacaría a otro a fin de impedir la construcción de reactores nucleares. La discusión sobre el derecho israelí a realizar este ataque, 25 años después, es prácticamente irrelevante, pero, una de las consecuencias más importantes de este ataque es la toma de conciencia de los diferentes países sobre la vulnerabilidad de las instalaciones nucleares frente a ataques convencionales.

Hoy en día, tras dos guerras en el Golfo, el ataque israelí se ve muy diferente. Conocemos los deseos nucleares del ex dictador iraquí, las violaciones sistemáticas a los derechos humanos que perpetró durante años, las miles de personas que eliminó con métodos más que brutales y sus características megalómanas.

Los Indicios

“(Osirak)…El primer intento árabe para obtener armas nucleares”
Saddam Hussein, 1975

“Los árabes deben obtener una bomba atómica”
Naim Haddam, 1977.
Miembro del Comando Central Revolucionario Iraquí

Si bien las señales dadas por los dirigentes iraquíes eran bastante claras, la decisión israelí de destruir el reactor fue tomada basándose en cinco indicios de los objetivos iraquíes:

  • El interés iraquí de comprar a Francia un reactor de gas-grafito capaz de producir plutonio, a pesar de los elevados costos de producción del mismo.

  • La compra de un Reactor de Testeo de Materiales de 70 megawatts, algo muy extraño para un país que no produce reactores de electricidad.

  • La insistencia iraquí en que el reactor de Osirak fuera abastecido por un 92% de uranio enriquecido en lugar de combustible “caramelo”.

  • La compra de 250 toneladas de uranio natural, que a menos que se deseen producir armas nucleares no tiene mucho sentido.

  • La compra de “células-calientes” para simuladores de separación de plutonio.

Las relaciones atómicas entre Francia e Irak tuvieron sus comienzos en un acuerdo de cooperación nuclear firmado durante la visita de Jacques Chiraq a Bagdad en 1974. En 1976 Francia construyó para Irak el Centro de Investigación Nuclear que poseía un reactor Osiris (llamado luego Osirak – Osiris+Irak). El reactor Osiris estaba diseñado en un principio como un Reactor para el Testeo de Materiales (MTR), cuyo objetivo era comprobar cómo reaccionaban los materiales usados para la construcción de plantas de energía nuclear frente al “bombardeo” de un gran flujo de neutrones.

Los materiales comprados por Irak a Francia para su reactor MTR parecen ser una pobre opción para un programa nuclear con fines pacíficos, especialmente teniendo en cuenta que Irak no poseía plantas de electricidad nuclear.

Dada la alta capacidad que poseía Osirak para generar un gran flujo de neutrones, la Comisión Israelí de Energía Atómica observó que de esta forma este reactor podría producir entre 7 y 10 kilogramos de plutonio anualmente.

Si bien la mayor parte de las discusiones dentro del gobierno israelí que llevaron al ataque contra Osirak aún permanecen secretas, se sabe que la decisión no fue unánime. Entre los que apoyaron el ataque se encontraban el entonces premier Menajem Beguin, el ministro de Relaciones Exteriores Itzjak Shamir y el ministro de Agricultura Ariel Sharón. El principal opositor a la idea era el líder de la oposición Shimón Peres.
Implicancias estratégicas

Si bien el racional frente a la destrucción de una planta atómica de un país enemigo se basa en la necesidad de evitar que el país enemigo obtenga armas nucleares hay otros motivos también importantes.

A fin de desbalancear las capacidades de los países en el momento de ir a una guerra el ataque a fuentes de energía es de suma importancia, para lograr este fin nada mejor que atacar plantas eléctricas, esto se ha podido observar en la invasión israelí a Líbano en 1982, durante la guerra Irak-Irán, en Vietnam, Corea y durante la Segunda Guerra Mundial.

Otro motivo para destruir instalaciones nucleares es que éstas representan una de las mayores concentraciones de capital invertidas por un país en su propio territorio.

El motivo más importante en el caso de Israel fue mantener la supremacía militar en la zona y seguir ostentando allí el monopolio nuclear, siendo ésta una de las principales formas de disuadir a sus enemigos de posibles ataques. El interés por mantener la supremacía nuclear tenía en cuenta la posibilidad de que a largo plazo esta fuera la única ventaja del estado judío frente a sus enemigos árabes, una vez perdida la superioridad convencional en Medio Oriente.

El mito de Osirak

El mito del gran logro israelí en el ataque a Osirak se basa en dos premisas: 1) el ataque demoró sustancialmente la adquisición de armas nucleares por parte de Irak; 2) todo logro obtenido en Osirak podría ser repetido en operaciones futuras. Ninguna de los dos objetivos fue completamente alcanzado por medio del ataque. En el caso del primero, la Guerra del Golfo de 1991 tuvo como uno de sus objetivos verificar los depósitos de armas e instalaciones subterráneas iraquíes. En cuanto al segundo objetivo, la actual situación en Irán, que analizaremos a continuación, demuestra que no es tan simple repetir un ataque de este tipo.

El exagerado éxito que se le atribuyó a la destrucción de Osirak es otro de los ejemplos históricos donde ha quedado demostrado que el intento de desarticular proyectos atómicos, químicos y biológicos por medio de ataques preventivos no resulta particularmente eficaz a largo plazo. Durante la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, tres ataques comando y un bombardeo con un B-17 fueron sólo parcialmente efectivos en de destruir el programa nuclear alemán, que sólo tras la invasión del Día D pudo ser desbaratado completamente.

Irán e Irak han atacado mutuamente sus plantas durante la década de los '80s, sin generarse daños significativos. En el caso de Irak, durante 1991 la coalición militar liderada por los Estados Unidos lanzó 971 ataques aéreos contra ese país. Cuando estos ataques fueron evaluados por el ejército norteamericano, éste declaró que “El objetivo de eliminar las capacidades no convencionales iraquíes no fue alcanzado por los ataques aéreos; la mayor parte de las instalaciones no fueron alcanzadas”. Los ataques aéreos de 1993 y los mil ataques lanzados en 1998 durante la operación Zorro del Desierto no lograron eliminar las instalaciones iraquíes, demostrando que los logros de la Operación Babilonia no pueden ser repetidos.

Paradójicamente, podemos observar la destrucción de Osirak como un modesto esfuerzo a fin demorar la amenaza nuclear que pende sobre Israel. La conclusión operacional de esta interpretación es la falta de capacidad de evitar la proliferación nuclear en la zona, especialmente mientras Israel signifique un peligro a los ojos de sus enemigos. Quizás sea más eficaz la adopción de medidas que retrasen la adquisición de este tipo de armamento.

La pregunta que deberíamos formularnos es: ¿qué se realizó durante el tiempo ganado mediante la destrucción de Osirak?

Este tiempo debería haber sido utilizado para impulsar los acuerdos de paz en la región a un ritmo superior al del avance nuclear. De esta forma Israel estaría seguro de que su existencia no corra riesgos a pesar de que sus vecinos árabes obtengan capacidad nuclear.

Probablemente la proliferación nuclear en Medio Oriente sea inevitable. Hubiera sido preferible que ésta se concretara luego de que los problemas entre árabes e israelíes estuviesen resueltos o, al menos, el conflicto estuviera controlado. En este caso, una crisis nuclear entre ambos bandos tendría menos posibilidades de producirse.

En una conferencia de prensa tras el ataque a Osirak, el primer ministro Menajem Beguin calificó el ataque como parte de una doctrina preventiva que sería aplicada por el estado hebreo sólo contra sus enemigos. Esta declaración implicaba que Israel no actuaría contra Egipto en ese momento ni contra Jordania hoy en día. Si el proceso de paz continuara entre el mundo árabe e Israel, cada vez menos países serían considerados como “enemigos”, y la amenaza nuclear sería cada vez menor. Si el tiempo ganado por medio de la destrucción de Osirak hubiera sido utilizado para obtener la paz con la mayor cantidad posible de países árabes la operación del 7 de junio hubiera sido más que justificable.

Irónicamente, el ataque a Osirak prueba haber sido un excepcional logro táctico, obtenido a costa de los intereses del país a largo plazo.

El ataque sólo fue una amenaza temporal a las aspiraciones nucleares árabes. Este también dio a los países árabes nuevos motivos para intentar obtener capacidad nuclear. Mientras que los resultados finales aún son desconocidos, el bombardeo demuestra el miedo y las reacciones que caracterizan a Medio Oriente, una región que hoy vive un futuro nuclear muy incierto.

Irán: ¿Atacar o no atacar...?, esa es la cuestión

La doctrina preventiva utilizada por Israel debe ser analizada en el contexto de costos versus ganancias. En este contexto es difícil concluir si la destrucción de Osirak fue positiva. Una de las consecuencias del ataque israelí a Osirak es el hecho de que hoy en día no se construyan más plantas nucleares en Medio Oriente sobre el nivel del suelo. Las plantas iraníes son subterráneas y por eso es tan difícil saber dónde están. He aquí donde observamos los resultados negativos del ataque a Osirak.

Si bien Israel pudo destruir el reactor iraquí, hoy en día es particularmente incierto si el estado judío puede aplicar la misma táctica contra Irán.

Los analistas, especialmente los medios de prensa que buscan titulares, se refieren al ataque de Osirak como un antecedente razonable para esperar un ataque israelí sobre Irán, pero un análisis más profundo delata que este precedente es completamente irrelevante frente al caso iraní. Los principales motivos son los siguientes:
El reactor iraquí era un objetivo único, claramente identificado y poco defendido.

El ataque se llevó a cabo en una forma completamente sorpresiva y sin la propaganda que un posible ataque israelí a Irán cuenta en estos días en la prensa.

El ataque a Osirak se realizó durante la guerra Irán-Irak, cuando Israel no estaba siendo altamente vigilado por esos países.

Si bien el presidente iraní no aparenta ser un gran simpatizante de la “entidad sionista”, debemos tener en cuenta que no es Israel el único país que debe preocuparse por esta situación. Los misiles Shiab 3 no sólo amenazan a Israel sino también a todos los países del Golfo, productores de petróleo. El desarrollo del misil Shiab 4 de largo alcance amenaza fundamentalmente a Europa Occidental, es decir, si Irán deseara atacar solamente a Israel, no desarrollaría este misil. Irán intenta convertirse en una superpotencia militar, no sólo para amenazar a Israel sino para amenazar a todo el mundo occidental.

No existe ningún indicio de que Irán desee atacar primero a Israel o algún otro país. Irán, al igual que otros gobiernos islámicos de la región ha usado el conflicto palestino-israelí y específicamente la situación en los territorios ocupados por Israel, con fines netamente publicitarios. Raramente, sin embargo, ha hecho algo concreto para ayudar realmente a los palestinos. No sería lógico que Irán lanzara un ataque contra Israel –que posee como mínimo 300 armas nucleares y sofisticados misiles que fácilmente podrían destruir Irán– a fin de defender a los palestinos, teniendo en cuenta que muchos de ellos también morirían. Pero, un ataque israelí daría motivos suficientes para venganza.

Uno de los mayores elementos de disuasión israelí es su sistema de defensa. El Estado de Israel es el único que posee un sistema antimisiles en funcionamiento, el Flecha 2. Si bien no es completamente impenetrable, aún permite interceptar con alto grado de éxito un posible ataque, brindándole a Israel la capacidad de responder efectivamente a sus agresores. Las respuestas de Israel pueden ser muy variadas, desde convencionales a “no tan convencionales”. Esperemos que no debamos averiguarlas.

Israel, definitivamente, no se encuentra solo frente a la amenaza de Teherán. Los objetivos en Irán están dispersos en diferentes lugares subterráneos del país, camuflados y vigilados. Los ejemplos históricos demuestran que incluso una campaña de bombardeo masivo como la realizada por los aliados contra Alemania durante la Segunda Guerra Mundial no siempre logra paralizar a una maquinaria de guerra organizada sino que puede incluso acelerar la producción. Una acción militar tan complicada no parece ser una opción viable, necesaria ni recomendable para Israel a pesar de su gran capacidad militar y experiencia.

Teniendo en cuenta estas realidades, ¿por qué debe Israel voluntarizarse para “salvar” al mundo libre en lugar de mantener un perfil bajo?

1 comentario:

ana dijo...

No es la era árabe es la era musulmana con centro en IRAN.
Ud apoyaron incluso la eliminaciòn de su principal enemigo.
Puès el de IRAK era puesto por la propia USA en sus lineas internas.