Edición Impresa Noviembre 2007
Web: http://www.nuevasion.com.ar/nota.asp?IDNoticia=0005061
Luego de doce años del brutal asesinato del Primer Ministro Itzjak Rabin perpetrado por Yigal Amir, pareciera ser que los valores y principios que deberían guiar nuestro pequeño estado democrático se encuentran cada día más desvirtuados. Este 4 de noviembre fue un día para el olvido, o no.
El 4 de noviembre, fecha del asesinato, ha tomado connotaciones muy particulares y poco sanas para ciertos sectores de la sociedad israelí, una sociedad que en su totalidad debería condenar este ataque que fuera mucho más que un asesinato. Tristemente, doce años después aún debemos acentuar y recordar a estos grupos, no tan pequeños, que el asesinato de Rabin fue un ataque contra la democracia, la estabilidad política, los valores sionistas y no solo contra el ideal de un sector político.
Este 4 de noviembre ha sido muy especial, mientras muchos aún lloraron la pérdida de uno de los pocos líderes israelíes que tuvo el valor de hacer concesiones políticas y personales concretas a fin de intentar llevar al Estado de Israel a un futuro mejor por medio de la palabra y no de la guerra, otros festejaron, entre ellos el asesino, Yigal Amir, quien esta vez festejó con el consentimiento de la justicia.El 4 de noviembre del 2007 lamentablemente, y a pesar de todos los intentos que realicemos por olvidarlo, será también recordado como el día en que el asesino celebró la circuncisión de su hijo en la propia cárcel con el consentimiento de un sistema legal que demostró estar completamente automatizado, donde la decisión fue tomada por un juez tecnócrata que por medio de su fallo se burló de los sentimientos y principios morales de gran parte de la ciudadanía israelí.
Una justicia injusta
Esta resolución fue otra puñalada en el debilitado sistema de valores del país. Aquellos quienes justifican el "pacto con Dios" llevado a cabo en la prisión de Rimonim, alegan, "inocentemente", que la fecha de esta circuncisión fue tan solo una "ironía del destino". Toda sociedad que no desee subsistir y degenerarse moralmente, sino también desarrollarse y evolucionar democrática y éticamente debe -en un caso extremo como este- saber que el destino está sólo en sus manos, no en manos de "fuerzas superiores" ni de leyes secas interpretadas por tecnócratas; quienes interpretan las mismas deben tener la capacidad de saber cuándo una lectura errónea puede generar más daños que beneficios. Solo en un país donde a veces los hechos parecen no tener la más mínima lógica; quien asesinó a un primer ministro tiene el derecho y el honor de asistir a una alegría, como la circuncisión de su hijo primogénito, en el aniversario del día en el que cometió un crimen que cambió la historia. ¿No debería ser acaso cada 4 de noviembre el día más miserable en la vida del asesino Yigal Amir? ¿No tendría el Estado, la justicia y el sistema carcelario asegurarse de que así sea? Quizás algún día se le borre la sonrisa de su rostro, aunque lamentablemente sabemos que después del 4 de noviembre de 2007, su mente perversa tiene un motivo más para sonreír.
A veces la democracia puede ser muy cínica, y quienes tienen la suficiente habilidad para jugar según las reglas tecnócratas del juego democrático pueden lograr sus objetivos.
La democracia no puede defenderse por si misma. El hombre puede ser más hábil que el propio sistema democrático, y es por eso que este sistema debe ser defendido por los hombres: ciudadanos, políticos y jueces. Los valores por sí solos no pueden prevalecer sin ser interpretados y aplicados correctamente.
Un duelo político y no nacional
El 4 de noviembre se ha convertido en un día de duelo solo para los sectores de la izquierda del mapa político israelí. El sábado 3 de noviembre por la noche 150.000 personas concurrieron a la Plaza Itzjak Rabin en Tel Aviv a fin de recordar la vida y el legado del líder asesinado. Es notable observar la ausencia de los líderes del los partidos políticos democráticos de la derecha israelí en estos actos, ni siquiera el Premier Ehud Olmert estuvo presente en el mismo.
Lamentablemente, el recuerdo del asesinato del Primer Ministro de todos los ciudadanos de Israel, cada día, se convierte más en un recuerdo de la izquierda israelí. La derecha moderada, fuera de realizar algunas declaraciones obligatorias, brilla por su ausencia en el momento de fortalecer el recuerdo de este crimen y condenarlo, si bien Itzjak Rabin representaba un ideal político de izquierda fue asesinado mientras cumplía su cargo de Primer Ministro del Estado de Israel.
Homenaje "à la Betar"
Una de las "incubadoras" más fructíferas del racismo fanático de derecha israelí ha sido -durante las últimas décadas- la hinchada del Club Betar Jerusalem. El 4 de noviembre por la noche, en un aburrido partido de fútbol disputado entre este club y Macabi Haifa, mientras debió mantenerse un minuto de silencio en memoria a Itzjak Rabin, un grupo no pequeño de hinchas fanáticos, racistas y retrógrados se dieron el lujo de alabar al asesino Yigal Amir. La parcialidad de Betar, que cantó estas alabanzas, nunca se ha caracterizado por su amor al prójimo, tolerancia o alto grado de inteligencia.Aquellos hinchas que avergüenzan al Movimiento Revisionista fundador de esta institución y a históricos miembros del mismo como Zeev Jabotinsky y Menajem Begin entre otros, no entienden que alabar al asesino de un Primer Ministro es cruzar un límite muy peligroso que ninguna democracia se puede permitir.
El sistema legal israelí debería, ahora, preocuparse para que estas inescrupulosas bestias sociales no vuelvan a cometer en las canchas apologías de este delito que hiere a la democracia de Israel.
Sólo nos queda esperar que en el 13vo año la sociedad israelí sea más madura, que el duelo sea nacional, que la moral y la ética, y no tan solo la ley, sean quienes guíen las decisiones de nuestros jueces.
Inon Amir
A largo plazo, solo deseo dentro de 15 años ver a Inon Amir -hijo de Yigal- el 4 de noviembre del 2022 en la Plaza Rabin protestando y recordando a quien fuera uno de los grandes líderes del Estado. Así sabremos que nuestra sociedad ha madurado, y se ha convertido en una sociedad donde la ética, la comprensión, la moral y, fundamentalmente, la razón predominen sobre los mitos y fantasmas del fanatismo político y religioso que nos rodean y amenazan. Quizá, ese día, finalmente se borre la sonrisa del asesino.
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